Hoy vamos a ver de dónde procede el nombre «Verónica». Antes de nada, hay que desmentir la etimología popular que suele presentarse en los santorales.
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«Verónica» y su etimología popular
Esta etimología —ilógica como veremos, aunque muy conveniente para los religiosos— sostiene que «Verónica» está compuesto por el adjetivo latino verus ‘verdadero’ y el sustantivo griego εἴκων [ˈeikɔːn] ‘imagen’ (de aquí viene el español «icono»). Por tanto, «Verónica» significaría ‘verdadera imagen’. Esta etimología es absurda por varias razones:
- A los latinos no les gustaba demasiado la composición de sustantivos, y menos aún combinar una raíz latina con una griega.
- El sustantivo εἴκων es femenino, por lo que se habría esperado «Veránica» (aunque no necesariamente).
- En cualquier caso, es insostenible que la parte ‑nica provenga de εἴκων (con metátesis inverosímil de las consonantes).
Hay otra versión, un poquito más cierta, que dice que «Verónica» significa ‘verdadera victoria’. En efecto, como veremos más abajo, ‑nica (del griego νίκη [ˈnikɛː]), significa ‘victoria’ (por cierto, que de aquí proviene la famosa marca deportiva). Pero esta etimología se ve nuevamente refutada por los dos primeros puntos que hemos expuesto antes.
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«Verónica» (y «Berenice»): verdadera etimología
Una vez hecha justicia, pasemos a la etimología verdadera del nombre «Verónica». Estoy seguro de que todos conocemos a alguna Verónica, pero posiblemente (al menos fuera de Argentina, donde es usado con cierta frecuencia) no conozcamos a ninguna Berenice. Fíjate bien: Verónica y Berenice son realmente el mismo nombre.
Βερενίκη [beɾeˈnikɛː] era un nombre típico macedonio (cabe decir que el idioma macedonio era similar al griego, pero una de sus diferencias era que lo que en griego era φ /pʰ/ en macedonio era β /b/) compuesto de la raíz φερ‑ [pʰer] ‘llevar’ (cf. Doríforo ‘el que lleva la lanza’) y el sustantivo νίκη ‘victoria’. Por tanto, el nombre significaba ‘la que lleva la victoria’, o, un poco más bonito, ‘la portadora de la victoria’, o, un poco más barroco, ‘la traedora de la victoria’.
Alguno dirá, con razón, que quedan cosas por explicar para dar por bueno que «Verónica» provenga de «Berenice». A ello vamos, por orden de aparición.
¿Por qué «Verónica» con v y «Berenice» con b?
El nombre Verónica ha pasado desde el macedonio al español a través del latín: macedonio > latín > español. Después de que griegos y romanos entraran en contacto, no era infrecuente que los griegos escribieran con ‹β› lo que en latín se escribía con ‹v›. Así, lo que los romanos escribían ‹Valerius› [waˈleɾius] los griegos lo escribían ‹Βαλέριος› [baˈleɾios].
Esto puede estar motivado por que los romanos ya habían empezado a confundir los sonidos de la ‹b› y de la ‹v› o, más probablemente, porque los griegos habían debilitado ya el sonido [b] en [v] (que es lo que ocurre en el griego moderno).
¿Por qué «Verónica» con o y «Berenice» con e?
En las lenguas antiguas indoeuropeas era frecuente la alternancia e/o. De hecho, el nombre Βερενίκη tenía ya en griego una alternativa Βερονίκη, con o. El propio Plutarco, en sus obras, utiliza ambos nombres, lo que da pie a conjeturar que los dos eran frecuentes, y elegir una u otra variante sería cuestión de gustos (tomemos como ejemplo en español «Elisa», «Elisabeth» y, ya puestos, «Isabel»).
¿Por qué «Verónica» con acento en la o y «Berenice» con acento en la i?
En español la acentuación de las palabras griegas se toma a través del latín, cuya acentuación y la del griego diferían bastante.
En latín, una palabra era esdrújula si la penúltima sílaba (en este caso, ‑ni‑) era breve (como es el caso). Por tanto, independientemente del acento del griego, el acento en latín cambia de posición debido a la cantidad breve de la penúltima sílaba.
¿Por qué «Verónica» con [k] y «Berenice» con [θ]?
Ya hemos visto arriba que «Βερενίκη» se leía con sonido [k], así que «Verónica» sigue la pronunciación esperada, y lo que hay que explicar es por qué «Berenice» se pronuncia con el sonido de la z española.
Este fenómeno es conocido como fricativización (previa palatalización); resumidamente: el sonido [k] latino (o, para el caso, el griego a través del latino), en su evolución al español, ha fricativizado ante e/i, es decir, que ha pasado de pronunciarse [ke] (como en «queso») a pronunciarse como en «cero». Relacionado con esto está el dichoso dilema de c, k y z en español.
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¿Por qué «Verónica» con a y «Berenice» con e?
En el propio griego era frecuente la vacilación entre una ‑α y una ‑η (e larga abierta). Los latinos, cuando tomaban una palabra griega acabada en ‑α/η, normalmente lo hacían con la a. Ahí tenemos el ejemplo de μηχανή [mɛːkʰaˈnɛː], que en latín era machina y ya en español «máquina».
P. S.: te animo a que leas el breve apartado de mitología de la entrada «Cabellera de Berenice» en Wikipedia.
Si te han gustado todas estas explicaciones, posiblemente te interese mi videocurso de historia, fonética y morfología del latín. Puedes echarle un vistazo ahora mismo a la primera clase:
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