Todos hemos usado o al menos oído esta expresión: «la suerte está echada». Se utiliza cuando se ha hecho algo que implica un punto de no retorno: una vez hecho, no hay vuelta atrás.
Veamos la historia de esta famosa y legendaria expresión, para lo cual hemos de remontarnos al siglo I a. C.
Contenidos del artículo
La suerte está echada
Esta frase se atribuye a Julio César, que la habría dicho momentos después de cruzar el río Rubicón con sus legiones. Este acto, el de cruzar un ejército el Rubicón, no era para nada trivial, y esto viene dado por lo siguiente:
El río tenía especial importancia en el derecho romano porque a ningún general le estaba permitido cruzarlo con su ejército en armas.
Marcaba el límite del poder del gobernador de las Galias y este no podía —sino ilegalmente— adentrarse en Italia con sus tropas. La noche del 11 al 12 de enero de 49 a. C., Julio César se detuvo un instante ante el Rubicón atormentado por las dudas: cruzarlo significaba cometer una ilegalidad, convertirse en criminal, enemigo de la República e iniciar la guerra civil.
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Ante las dudas y los temores de cruzar el Rubicón y convertirse ellos mismos en enemigos de Roma, César cruzó personalmente el pequeño río para dar valor a sus hombres.
Una vez en el otro lado, gritaría —si es que de verdad lo hizo— la famosa frase alea iacta est (iacta mejor que jacta, pues la j no existía en el latín de la época), que viene a significar la famosa frase «la suerte está echada». Te cuento todo lo que tienes que saber sobre la historia del alfabeto latino en este vídeo:
Introducción a la fonética latina
Si algo malo había de pasar por cruzar el Rubicón, ya tenía que ocurrir indefectiblemente, al haber cruzado César, por lo que no había motivo para que sus hombres no lo cruzaran.
Cuestiones etimológicas
Es interesante detenernos brevemente en el significado de las palabras.
alea vendría a traducirse por «suerte»; de aquí provienen palabras españolas como «aleatorio». Realmente, alea se refería, en un principio, al juego de dados —hay teorías según las cuales esta raíz estaría relacionada con la indoeuropea de «hueso», ya que los dados se hacían con hueso—.
Dado lo aleatorio, es decir, lo dependiente de la suerte que es el juego de dados, se derivó el significado secundario de ‘suerte, riesgo, algo incierto’. Llama la atención que la frase, en inglés, se usa como the die is cast ‘el dado ha sido arrojado’.
iacta equivale al «echada». De la misma raíz que esta palabra provienen algunas como «eyectar» (que significa ‘expulsar’) o incluso «eyacular».
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Otras versiones
A pesar de todo lo dicho, el historiador y biógrafo Plutarco de Queronea, en sus Vidas paralelas, indica que no pronunció esta frase en latín, sino que lo que hizo fue citar al comediógrafo griego Menandro: ἀνερρίφθω κύβος [aneˈriptʰɔ: ˈkybos], que vendría a significar algo como ‘que el dado haya sido tirado’, en clara alusión al comienzo de un juego de dados, haciendo una comparación entre lanzar los dados y cruzar el Rubicón.
El hecho de que lo dijera en griego viene dado por la costumbre que había entre los romanos nobles y cultos (como Julio César) de aprender, leer y hablar griego. ¡Por cierto! Antes de seguir, te invito a conocer un poco más sobre la historia del latín:
Esta fascinación por la lengua griega les llevaba muchas veces a, en momentos muy importantes, de máxima excitación o inspiración, hacer citas de autores griegos para expresar sus sentimientos, cuando el latín no les resultaba suficiente (¿no es esto un poco esnob?).
De hecho, se dice que cuando fue asesinado, entre otros, por su allegado Bruto, César no le dijo el famoso tu quoque, fili mi? ‘¿Tú también, hijo mío?’, sino su equivalente en griego. Efectivamente, dos momentos importantísimos de su vida que expresó en griego.
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