Como preveo que este artículo puede llegar a manos y ojos de diversa índole, muchos de los cuales no tendrán ni idea de quién soy, contextualicemos antes de empezar. El que escribe es licenciado en Filología Clásica y se gana el pan, al menos parcialmente, publicando contenidos para aprender latín y griego antiguo; hace unos años publicó un artículo llamado «Ahora en serio: ¿para qué sirven el latín y el griego hoy en día?» que en su momento también gozó de bastante popularidad entre los amigos, los enemigos y los neutrales de las clásicas.
En ese artículo defiendo la utilidad del latín y del griego antiguo y, sin embargo, ahora publico un nuevo artículo que, en principio, parece ser la antítesis del primero. Realmente, como se irá viendo, no voy a defender el no estudiar latín y griego, no voy a dar razones para no estudiar lenguas clásicas, sino que —he aquí el quid— daré razones por las que uno no debería meterse a estudiarlas, o sea, razones que considero insuficientes en sí mismas si no hay nada más de fondo.
Además, unas semanas después de publicar el artículo, me he visto obligado a añadir un importante apartado para dar mi punto de vista sobre la aparente lucha «método gramática-traducción vs. método inductivo-contextual, etc.» y sobre la actitud de algunos defensores de este último.
Contenidos del artículo
Contexto: por qué publico esto
Como ya he dicho, buena parte de mis ingresos proviene de AcademiaLatin.com, una academia en línea en la que uno puede aprender, entre otras materias, tanto latín como griego antiguo desde cero. Necesito aclarar, antes de continuar, que no se trata de un hobby, de un pasatiempo, sino que se trata de mi trabajo: en lugar de ir a una institución académica o a una oficina, en vez de ser médico o abogado, me dedico a crear contenidos de este tipo y a cobrar para acceder a ellos.
Parece haber un conflicto entre mi trabajo y un artículo titulado «Por qué no estudiar latín y griego antiguo»: ¿no es esto tirar piedras contra mi propio tejado? ¿Por qué desalentar a potenciales alumnos y quedarme sin ganar ese dinero?
Supongo que la mayoría de personas nos consideramos honradas. Ocasionalmente me escribe gente interesada en alguno de estos cursos —y a marzo de 2020, con el confinamiento universal a causa de la pandemia por coronavirus, aún más— preguntándome sobre alguno de los cursos. Al menos la mitad de las veces les tengo que pedir que no se apunten, porque mis contenidos no van a ayudarles —o no al menos en la medida en que esperan— a conseguir sus objetivos.
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Malas razones para estudiar latín o griego
Creo que todo se puede resumir en un par de factores con mucho en común: una cierta ingenuidad y un deseo de tener resultados de forma irracionalmente rápida.
El aprendizaje de una lengua clásica, creo, ha de entenderse como un camino más o menos largo. Hemos de disfrutar el camino y hemos de disfrutar cada una de sus etapas (totalmente inicial, principiante, intermedio, avanzado…), porque lógicamente el camino nunca termina.
Si ansiamos llegar a un final virtualmente inexistente, o plantarnos en una etapa avanzada saltando o apenas picoteando las anteriores, simplemente estaremos perdiendo el tiempo y frustrándonos.
Salvo que tengamos mucho interés y tiempo para dedicarle a la labor —estamos hablando de horas cada día—, ninguno de los propósitos que comentaré a continuación podrá alcanzarse medianamente antes de que pasen bastantes meses, incluso años.
Por último, antes de empezar, no estoy diciendo que mis contenidos tengan nulo impacto en cualquiera de sus objetivos: algo siempre va a ser mejor que nada, pero es como clavar un clavo con una cuchara en lugar de con un martillo.
Para hablar latín o griego
Yo no hablo ni latín ni griego antiguo —de hecho hablo más griego moderno tras un par de años de estudio que griego antiguo—, ni quiero. (Por supuesto, si se me insuflara tal habilidad, no la rechazaría, pero no estoy dispuesto a invertir un tiempo que puedo usar en otras cuestiones en ejercitarla). Tampoco la mayoría de los estudiosos de estas lenguas los hablan, ni creo que tengan mayor interés en hablarlo. ¿Para qué?
Por supuesto, si uno anhela hablar estas lenguas, puede acudir a uno de los centros que trabajan con latín vivo, cuyos profesores han dedicado y siguen dedicando su vida, más o menos en exclusiva, a ello.
Simplemente, no se puede desarrollar la competencia oral en una lengua si no es mediante la frecuente práctica oral. Por tanto, vas a necesitar personas con las que interactuar oralmente de forma diaria y frecuente. Eso no lo vas a encontrar en unos vídeos de internet.
¿Cuánto tiempo tardaste en llegar a hablar inglés, francés, alemán, ya sea con el método tradicional, ya sea con el método comunicativo?
Para leer textos en latín o griego
Cualquiera puede abrir el Ørberg por la primera unidad y empezar a leer como si fuera español (¡¿pero qué significa quoque?!):
Roma in Italia est. Italia in Europa est. Graecia in Europa est. Italia et Graecia in Europa sunt. Hispania quoque in Europa est. Hispania et Italia et Graecia in Europa sunt.
Pero no nos llevemos a engaño: los textos latinos de verdad no tienen, ni de lejos, esta pinta. Qué decir de los textos griegos antiguos, que ni los griegos actuales entienden. La segunda Catilinaria de Cicerón empieza así:
Tandem aliquando, Quirites, L. Catilinam furentem audacia, scelus anhelantem, pestem patriae nefarie molientem, vobis atque huic urbi ferrum flammamque minitantem, ex urbe vel eiecimus, vel emisimus, vel ipsum egredientem verbis prosecuti sumus.
Salvo textos bastante tardíos y arromanzados, los textos latinos están compuestos en una lengua cuasiartificial que podríamos comparar con el español de las Soledades de Góngora o El Sueño de sor Juana. Sí, uno puede llegar a entenderlos, pero no sin antes haber trabajado intensivamente con muchos otros textos y autores más fáciles.
Incluso si tienes un nivel razonablemente decente de inglés, puedes leer artículos de internet y tener conversaciones con nativos… ¿has probado a leer a Shakespeare?
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Para estudiar la cultura-historia-mitología grecorromanas
Si quieres aprender sobre la cultura, la historia, la mitología de los griegos y romanos, entonces estudia esas materias con recursos actuales y actualizados.
Es posible que pienses que yendo a las fuentes primigenias obtendrás la verdad más verdadera. La verdad es que no. Si aún en el siglo XXI es difícil escribir sobre algo de forma aséptica y neutral aun cuando los expertos en la materia hacen el esfuerzo, peor aún era en la Antigüedad, donde ni siquiera se planteaban semejante idea.
Los que hemos estudiado algo de lingüística histórica sabemos que lo que dicen los gramáticos de la lengua de su propia época hay que cogerlo con pinzas, pues a menudo no dicen lo que había, sino lo que ellos pensaban que había o, peor aún, lo que ellos consideraban que había de haber, a menudo sugestionados por ideas de clasismo lingüístico y, en general, poco filológicas. Lo mismo ocurre con cuestiones culturales.
Heródoto incluía la acción de los dioses en su Historia. Los Comentarios de César eran textos llenos de autobombo. La Biblioteca mitológica de Apolodoro es terriblemente aburrida de leer.
Somos afortunados de que durante siglos los estudiosos hayan leído y elaborado a los expertos anteriores a ellos. Los recursos de que disponemos en la actualidad son mucho más fiables y, probablemente, más amenos que los textos originales si lo único a lo que aspiramos es a aprender la cultura, la historia o la mitología de los antiguos.
Para tener un certificado
¿Por qué ibas a querer un documento que certifique tal cosa? ¿Dónde piensas usarlo? ¿Con qué propósito? ¿Quién va a querer ver tu certificado de latín? Yo al menos no expido certificados.
La lucha: gramática-traducción vs. inductivo-contextual
Tradicionalmente, en España y muchos otros países se ha enseñado latín y griego según el método —valga la redundancia— tradicional. El método tradicional, más específicamente, es el método gramática-traducción, que consiste, esencialmente, en dos pasos:
- Ir estudiando la gramática.
- Ir practicando esa gramática con ejercicios ad hoc y frases sueltas y textos elegidos que incluyen la gramática recién estudiada (véase un ejemplo aquí).
Por otra parte, en los últimos lustros, son bastantes los docentes que han adoptado otra forma de enseñar lenguas clásicas, más parecido a la enseñanza de las lenguas modernas, el método inductivo-contextual, también conocido con el nombre de su adalid, es decir, método Ørberg.
En este método, no se estudia primero la gramática y luego se pone en práctica, sino que consiste, de forma resumida, en ir leyendo textos cuidadosamente graduados, a través de los cuales el estudiante va induciendo (entiéndase: deduciendo) la gramática.
No es este el lugar para ampliar la información histórica o metodológica de estas dos escuelas; así pues, valga con lo dicho.
Ventajas e inconvenientes
También de forma simple y resumida, y de la forma más objetiva posible, expondré las ventajas e inconvenientes que presenta cada uno de los métodos.
Método gramática-traducción
El método gramática-traducción requiere un estudio explícito de la gramática y un análisis detallado de la morfología y la sintaxis en cada texto que se pretende traducir.
Ya se sabe que estudiar gramática no está de moda; por otra parte, el análisis morfosintáctico de cada línea lleva —sobre todo en los primeros meses hasta que se adquiere cierta soltura— bastante tiempo, hasta el punto de que traducir —que no necesariamente entender— dos o tres renglones puede tomar 30, 40, 50 minutos o incluso más. A menudo, llega a ser un ejercicio de simple disección más que de lectura y comprensión.
Sin embargo, el estudio de la gramática y la práctica de análisis y traducción, bien llevados a cabo, creo que efectivamente constituyen un formidable ejercicio de reflexión metalingüística, que luego puede extrapolarse al estudio y aprendizaje de otras lenguas.
Los cursos de latín y griego antiguo desde cero incluyen todas las explicaciones gramaticales que puedas necesitar. No es un simple manual de gramática: son contenidos organizados lógica y gradualmente y explicados en vídeo. Lo mejor de los cursos es la enorme cantidad de prácticas graduadas de análisis, traducción, declinación, conjugación, etc. ¡Infórmate!
Método inductivo-contextual
Las ventajas e inconvenientes de este método son, esencialmente, la inversión de las del método gramática-traducción. Para no repetirme, me limitaré a exponer las ideas que no quiero que queden en el tintero.
Aunque efectivamente los materiales (pienso principalmente en los de Ørberg, que son los que más he manejado) están magistralmente confeccionados, graduados, planteados, no creo que la adquisición de la gramática sea tan sólida. Además, aunque la gratificación sea bastante más inmediata —leer textos en latín al vuelo—, no deja de ser una especie de engaño y tarde o temprano llegará el salto: el momento en que tendremos serias dificultades para entender lo que estamos leyendo porque, en realidad, nuestros conocimientos de latín no son tan sólidos.
Por otra parte, aunque hay varios intentos, hasta la fecha no parece haber un digno equivalente del Ørberg para el aprendizaje del griego antiguo; lo que más se acerca, hasta donde yo sé, es ΛΟΓΟΣ (Logos. Lingua Graeca).
Mi punto de vista
En principio, uno diría que el método inductivo-contextual es superior al método tradicional gramática-traducción, y efectivamente para unas personas en unas situaciones lo será; para otras en otras, no necesariamente.
Si tenemos en cuenta que la mayoría de la gente que empieza a estudiar latín o griego lo hace en sus estudios de bachillerato (o equivalentes) por unos dos años y que, tras eso, se abandona el estudio de esas lenguas y necesariamente su práctica ante la imposibilidad de ver series o escuchar pódcasts en latín o griego, la vida útil de ese estudio y su cosecha es de dos años (más o menos).
En dos años, aunque podamos más o menos leer los textos contenidos en los manuales de Ørberg, con sus adaptaciones y ubicuas notas y ayudas visuales, no es especialmente probable que podamos abrir una edición real (pongamos, por caso, de Oxford o Teubner) y leerla como leeríamos a Eduardo Mendoza, ni aun con más o menos tropiezos como una edición sin adaptar del Cid.
En cambio, en dos años de estudio y práctica de gramática-traducción, es de suponer que, al menos, habremos interiorizado buena parte de la bastante gramática que hemos estado estudiando y practicando continuamente. Esta gramática, como ya he dicho, es altamente extrapolable al estudio de otras lenguas modernas. ¡No más clases de alemán en las que haya que explicar qué son el nominativo y el acusativo! ¡Entendamos la diferencia —y su porqué— entre boring y bored!
Como ya he dicho, la dicotomía es una cuestión relativa y habrá que evaluar qué tipo de discente podrá aprovechar más y mejor qué método, según sus circunstancias y expectativas. Aun así, no son pocos los colegas que, como radicalizados, desprecian sistemáticamente, de forma absoluta, el método gramática-traducción y denuestan a los que lo practican. Sin embargo, creo que en la mayoría de las ocasiones uno puede beneficiarse al máximo de intercalar ambos, pues, en mi opinión, en realidad son complementarios.
Histori(et)as de griegos y romanos 🎙️ el pódcast
Breves historias, historietas y anécdotas de griegos y romanos y el mundo clásico y antiguo en general.
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Últimas palabras y conclusión
Nos pongamos como nos pongamos, el latín y el griego antiguo son lenguas muertas. No me vale que nos revolvamos como gato panza arriba y pataleemos porque el español provenga del latín o porque aún usamos muchas palabras de etimología griega. ¡Eso no las hace lenguas vivas! Por favor, basta de falacias. Es como si defendiéramos que el protoindoeuropeo está vivo porque el español proviene de él, o como si defendiéramos que el español es inglés (o viceversa) porque hay palabras de origen inglés en nuestra lengua.
No es decente que los clasicistas vayamos pregonando las bondades de las clásicas, incluyendo entre ellas que nos hacen mejores personas y nos ayudan a estructurar nuestro pensamiento, y que luego trufemos nuestros nimios argumentos de falacias. ¡Flaco favor! Por favor, no más.
El latín y el griego antiguo están muertos y bien muertos. Supongo que también es una cuestión de semántica, así que aclaremos qué es una lengua muerta. Según el Diccionario de sociolingüística de Trudgill, una lengua muerta es una «lengua que deja de tener hablantes nativos».
Absolutamente nadie, en el siglo XXI, habla el latín de los discursos de Cicerón. ¡Ni siquiera Cicerón hablaba en la vida real como en sus discursos! Tampoco los actuales griegos —en promedio: ya sé que tu amigo griego sí— entienden siquiera el griego antiguo:
¿Aún quieres aprender latín y griego?
El método tradicional de gramática-traducción no es adecuado para alcanzar fluidez, pero sí estoy convencido de que es superior a otros métodos (comunicativo, inductivo-contextual, etc.) a la hora de mejorar nuestras competencias gramaticales y metalingüísticas.
La minuciosidad que se requiere para trabajar con el método gramática-traducción es un estupendo ejercicio para la reflexión (meta)lingüística, no solo de las propias lenguas clásicas, sino en general.
Según nuestro propósito, una misma razón puede ser buena o mala para estudiar latín o griego. Si quieres disfrutar del viaje o si realmente estás en disposición de echarle muchas ganas y tiempo, adelante, date el capricho.
En AcademiaLatin.com tienes un curso de latín desde cero y un curso de griego antiguo desde cero. El primer módulo de cada uno te lleva desde no saber absolutamente hasta hacer las primeras traducciones básicas del latín y del griego, respectivamente, al español. Todos los contenidos de los primeros módulos están en abierto:
Si lo prefieres, también lo tienes condensado en estos minicursos gratuitos, esencialmente lo mismo que hacerlos en abierto, pero en un solo sitio:
¡Por cierto! Puedes seguir aprendiendo y disfrutando en mi boletín diario: cada día envío un correo donde comparto artículos, recursos, vídeos, pensamientos y reflexiones, todo relacionado con la filología, la lingüística... en fin, todo eso que nos gusta a ti y a mí. Es gratis, pero solo para auténticos linguófilos.