Dos reyes fundamentales para la historia de Castilla, del castellano, de España, del español, fueron Fernando III el Santo y su hijo Alfonso X el Sabio. No es de extrañar que ambos reyes, (re)conquistador y (re)poblador, tengan un lugar claro en el imaginario de los españoles, al contrario que muchos otros más sumidos en la oscuridad de la memoria.
Si nos centramos en lo puramente cultural y, más específicamente, en lo lingüístico, de estos dos reyes sobresale Alfonso X, no en vano conocido hasta nuestros días como «el Sabio».
¿Por qué es tan importante Alfonso X para la historia del castellano? El castellano alfonsí es considerado a menudo el punto de inflexión en la estandarización —concepto complejo que usaremos de forma generosamente laxa— del castellano y su oficialización como la lengua de la por entonces ya ancha Castilla, la compañera del imperio de Nebrija dos siglos más tarde.
Contenidos del artículo
Breve repaso histórico
Aunque no es estrictamente necesario para entender el meollo de nuestro artículo, podremos disfrutarlo más y entenderlo mejor con este sumario histórico de buena parte del siglo XIII.
Empecemos repasando este mapa de la península ibérica hacia el año 1150, con Castilla y León como reinos separados:

Como sabemos, en 1212 tuvo lugar la victoria decisiva de los reinos cristianos en la batalla de Las Navas de Tolosa y, por consiguiente, la derrota decisiva de los musulmanes, muy debilitados a partir de ese momento. En este contexto, unos años más tarde, Fernando III, ya rey de Castilla, hereda León, unión que conforma, en 1230, la corona de Castilla.

El rey santo supo aprovechar la coyuntura para reconquistar la mayor parte de Andalucía —con la obvia excepción del reino de Granada y otros territorios— y Murcia.

Aunque buena parte de estas conquistas fueron más bien llevadas a cabo por el futuro Alfonso X como infante a las órdenes de su padre, fue este último el que se llevó la gloria por ellas y de ahí lo del «rey conquistador».
Boletín de lenguas para linguófilos
Un correo diario con contenidos e historias filológicas y lingüísticas. No es el típico boletín tostón: a los miles de suscriptores actuales les encanta.
(El artículo que estás leyendo no se cierra: no perderás la posición de lectura, así que apúntate al boletín ahora mismo y enseguida podrás seguir leyendo).
También es cierto que es Alfonso X el que acapara prácticamente toda la fama por la cuestión cultural y lingüística, cuando una no mala parte es heredada de su padre Fernando III.
Y es que a rey muerto, rey puesto: Alfonso X se corona como rey de Castilla en 1252 y conquista algo más de Andalucía. Además, como ya hemos dicho, es fundamental su labor repobladora, especialmente de Andalucía y Murcia, que trae consigo el cambio de la población musulmana por repobladores cristianos. También es considerado, a menudo, el precursor del concepto de «Estado moderno».
Alfonso X el Sabio


Como todo el mundo sabe, Alfonso X escribió numerosas obras innovadoras en diversos ámbitos y, por medio de la famosa Escuela de traductores de Toledo, trasladó y compiló gran parte del saber clásico y medieval procedente y por intermediación de diversas culturas y sus lenguas.
No entraremos aquí en la naturaleza de la Escuela, aunque probablemente no fuera lo que yo imaginaba cuando me contaban la historia: un edificio grande, por alguna razón rectangular, una especie de universidad, donde moros y judíos compartían una gran mesa para traducir conjuntamente.
El rey sabio heredó de su santo padre el interés por la cultura y tuvo el gran acierto de rodearse de gente más culta que él. Con todo, lo que más nos interesa a nosotros es el papel de Alfonso X en la historia del castellano.
El castellano, la lengua de los reyes
Realmente, ya Fernando III había hecho del castellano, al menos en la práctica, la lengua oficial de Castilla: es él el que comienza el camino.
Antes incluso de ser rey tanto de Castilla como de León, ya se había preocupado por hacer algunos de sus escritos comprensibles para quien no dominara el latín, la lengua predominante en la escritura. El romance usado para ello, por supuesto, fue el castellano.
Era, efectivamente, el inicio de una senda que continuaría su hijo Alfonso. Para 1252, año de la ascensión del Sabio, ya eran más los documentos de la cancillería castellano-leonesa escritos en castellano que los escritos en latín, aproximadamente un 60 %.
Alfonso X llevará esta iniciativa aún más allá, hasta el punto de escribir prácticamente todo en castellano y reservar el latín, como lingua franca, para los escritos dirigidos expresamente a otros reinos no castellanohablantes.
Leyendas medievales 🎙️ el pódcast
Suscríbete gratis en tu plataforma favorita para descargar los nuevos episodios en cuanto se publiquen.
Beowulf, Roncesvalles, Guillermo Tell, Robin Hood…
¿Por qué el castellano?
Fernando era hijo de Alfonso IX, rey de León, y de Berenguela, reina de Castilla. Ya sabemos que Fernando une de forma definitiva Castilla y León, pero comienza siendo rey solo de Castilla cuando su madre le cede el reino en 1217. En este punto ya se estaban escribiendo documentos en romance castellano, lo que va a suponer una gran ventaja, como vamos a ver en un momento.
Además, otro punto importantísimo a favor del castellano como el romance predominante de la península ibérica fue que, simplemente, ya desde mediados del siglo XII era el hablado por más personas en el reino de mayor extensión y con una economía más poderosa.
La puesta a punto del castellano
La situación del castellano era más precaria que la del latín republicano cuando romanos como Cicerón o Lucrecio hubieron de inventar y adaptar términos y estructuras de la ya veterana lengua griega para tratar temas para los que el latín carecía de medios suficientes.
De forma similar, los personajes del círculo alfonsí tuvieron que elevar el castellano —romance nacido entre guerreros y pastores— a un nuevo nivel, de modo que esta lengua pudiera expresar cuestiones jurídicas, históricas, literarias, científicas, que hasta entonces se trataban en las lenguas de cultura.
Ya decíamos que Alfonso X tuvo la suerte de heredar bastante de su padre, y no hablamos solo de tierras. Entre 1217 y 1252 se escribió mucho castellano, lo que fue una estupenda práctica, un magnífico ensayo, porque las lenguas, como las personas, también tienen que madurar gracias a la experiencia.
Este periodo de unos 35 años fue un formidable curso intensivo de castellano. Igual que a todos, en clase de Lengua, nos han enseñado que no narremos «y entonces… y entonces… y entonces…» y que usemos un vocabulario rico y variado, así era con la propia lengua.
La misión de Alfonso X con el castellano
Hasta ahora hemos visto que fue ya Fernando III el que comenzó a preocuparse por escribir en castellano; sin embargo, será Alfonso X el que haga de la escritura y del castellano y del uso de este en aquella —por así decirlo— un modo de vida, «por que los omnes lo entendiessen mejor e se sopiessen d’él más aprovechar», como dice en la traducción de un tratado científico desde el árabe.
Hablando de traducciones y de la preocupación del Sabio por la escritura en castellano, mencionaremos un cambio importante en la Escuela de traductores. Hasta entonces, la escuela solía traducir al latín, usando si era necesario una versión en castellano que era solo intermediaria entre el latín meta y otra lengua de origen como el árabe. Con Alfonso X, la versión en castellano será considerada fin en sí misma.
Alfonso hará del tema algo personal y por ello, al contrario que su padre, se encargará de hacer saber con frecuencia que él mismo es el responsable del escrito:
- don Alfonso mandó fazer
- Nós, don Alfonso, mandamos fazer
- Yo, don Alfonso, fiz fazer
- Nós, don Alfonso, fiziemos
- Nós, don Alfonso, compusiemos
Vemos que estas aclaraciones se dividen en dos grupos: el tan español de mandar hacer y el de realmente hacer. Por supuesto, don Alfonso no escribió con sus propias manos todo lo que se le adjudica, y para esto también tiene cita:
El rey faze un libro non por quel él escriva con sus manos mas porque compone las razones d’él e las emienda et yegua e endereça e muestra la manera de cómo se deven fazer, e desí escrívelas qui él manda. Peró dezimos por esta razón que el rey faze el libro.
Alfonso X, General estoria
Los cursos de latín y griego antiguo desde cero incluyen todas las explicaciones gramaticales que puedas necesitar. No es un simple manual de gramática: son contenidos organizados lógica y gradualmente y explicados en vídeo. Lo mejor de los cursos es la enorme cantidad de prácticas graduadas de análisis, traducción, declinación, conjugación, etc. ¡Infórmate!
La obra alfonsí
Podemos hablar de tres géneros o, mejor, de tres áreas de conocimiento: el derecho, la historia y la ciencia. La primera ya tenía escritos romances, sin ir más lejos una traducción del Liber historia (Fuero Juzgo). De Alfonso tenemos las Siete partidas y el Espéculo.
De historia no había precedentes romances: en época de Fernando III se escribía aún todo en latín. Nos sonarán, sin embargo, la Estoria de España y la General estoria de Alfonso X. Además de estar escritas en castellano, supusieron la compilación y traducción de gran parte del conocimiento de que se disponía: autores romanos, escritores en latín, textos franceses e incluso árabes…
Por último, tenemos los textos científicos (al menos, para la época): astrología más bien que astronomía, magia, etc. Además, hay otros textos de naturaleza diversa como el de Juegos diversos de Axedrez, dados, y tablas con sus explicaciones, ordenados por mandado del Rey don Alfonso el sabio.


Todo esto constituye un enorme corpus que nos da muchas pistas del estado del castellano de la época. Además, como ya hemos adelantado, tener que escribir tanto de tantos temas desconocidos en romance hasta el momento supuso un desarrollo considerable de la lengua. Todo esto, a su vez, reforzó, aún más, en una especie de círculo virtuoso, la situación del castellano como lengua oficial, como una nueva lengua que servía para escribir cosas: cosas cultas.
Histori(et)as de griegos y romanos 🎙️ el pódcast
Breves historias, historietas y anécdotas de griegos y romanos y el mundo clásico y antiguo en general.
La forma más fácil y amena de aprender sobre la Antigüedad clásica.
La estandarización del castellano
Se ha dicho que Alfonso X el Sabio fue quien hizo oficial el castellano; quien lo estandarizó; se habla de «norma lingüística alfonsí», de «castellano de época alfonsí»; en clase de Gramática Histórica hablamos de «ortografía alfonsí» y de «estadio alfonsí»; grosso modo, para entendernos, sí.
Sin embargo, todo esto parece dar a entender que este rey fue una especie de proto‑RAE y que bajo su mandato el castellano se modeló de forma perfecta y libre de variación y se impusieron normas y reglas para limpiarlo, fijarlo y darle esplendor.
Lógicamente, esto nunca ocurrió. Sí es cierto que el corpus alfonsí goza de una razonable homogeneidad en cuanto al uso de la lengua, más fácilmente visible en la grafía, la ya mencionada ortografía alfonsí; pero ni es tan regular y coherente como se suele pensar, ni es mérito total de Alfonso X, pues es bastante parecida a la usada ya en tiempos de su padre Fernando III.
Tampoco es de extrañar. Ya sabemos que el rey mandava fazer más que escribía de su pluma, y cada uno de los mandados era de su padre y de su madre, con sus propias variedades regionales, dialectales, incluso debidas a su diversa formación, por lo que aportaban su propia parte de variación al conjunto.
Boletín de lenguas para linguófilos
Un correo diario con contenidos e historias filológicas y lingüísticas. No es el típico boletín tostón: a los miles de suscriptores actuales les encanta.
(El artículo que estás leyendo no se cierra: no perderás la posición de lectura, así que apúntate al boletín ahora mismo y enseguida podrás seguir leyendo).
Es cierto que lo que convenimos en llamar «ortografía alfonsí» será en buena medida —con la notable ausencia de la ‹ñ›— la vigente hasta el siglo XVIII, en que la RAE empezará a meter mano. Por otra parte, algunas soluciones que parecen predominantes en las obras alfonsíes pasarán a desecharse posteriormente, por lo que la supuesta estandarización alfonsí tampoco puede tomarse al pie de la letra.
Conclusión y últimas palabras
Hemos visto que el rey Alfonso X el Sabio fue una figura importantísima para el castellano. Bajo su reinado se lo hizo, de facto, lengua oficial y se escribieron en él numerosos textos de diversas temáticas, lo que propició un gran desarrollo y mayor auge de esta lengua, hasta entonces asilvestrada como correspondía a sus orígenes.
Así y todo, sin quitarle mérito a don Alfonso, no es tan fácil decir que estandarizara el castellano medieval, pues dentro del mismo corpus alfonsí hay una no despreciable variación. Sí podríamos decir que es el que termina de hacerlo oficial.
La ortografía alfonsí es razonablemente fonética y coherente, y nos permite conocer en buena medida la fonología del castellano de la época, ya bastante cercana a la del español actual, aunque aún por sufrir el reajuste de las sibilantes. Cuestión aparte es la morfosintaxis, a la que sí le queda bastante por cambiar. Todo esto es cuestión de verlo en un minicurso de castellano medieval.
Eso es, esencialmente, este artículo. Sin embargo, no quiero acabarlo sin aclarar que mi trabajo no ha sido el de mero resumista-compilador de la bibliografía: los capítulos consultados son especialmente densos y complejos y requieren de bastantes conocimientos filológicos previos para poder ser aprehendidos, por lo que, en mi propia opinión, el papel principal que he desempeñado aquí ha sido el de bajar a la tierra, simplificar y edulcorar para que cualquiera pueda entender, a grandes rasgos, la importancia de Alfonso X el Sabio en la historia del español.
¡Por cierto! Puedes seguir aprendiendo y disfrutando en mi boletín diario: cada día envío un correo donde comparto artículos, recursos, vídeos, pensamientos y reflexiones, todo relacionado con la filología, la lingüística... en fin, todo eso que nos gusta a ti y a mí. Es gratis, pero solo para auténticos linguófilos.