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palatalización del infinitivo con pronombre enclítico
En los textos del Siglo de Oro es muy frecuente encontrar cosas como tenello por el esperado tenerlo. (Aunque menos frecuente, también puede ser con el imperativo plural tenedlo → tenello).
La cuestión principal que nos podemos plantear es: ¿qué sonido representa la secuencia ll, y cómo lo sabemos?
ll representa [ʎ]
Así de claro: ll representa la aproximante lateral palatal [ʎ] (sin yeísmo, claro).
Una de las cuestiones que podemos plantearnos lícitamente es si no podría ser que ll represente [lː] o [ll] (larga o geminada). En principio, no. Ya veremos por qué sabemos que es [ʎ].
Sobre la posibilidad de [lː] o [ll], hay que decir varias cosas. La primera es que a muchos hispanohablantes ese nos puede parecer el resultado más lógico, pues efectivamente en muchas variedades del español formas como «tenerlo» efectivamente pueden asimilar ‑rl‑ y resultar en una l geminada/larga.
La segunda es que es probable que, efectivamente, ese fuera el primer paso: asimilación de las líquidas; pero a continuación hay palatalización del resultado de la asimilación, con la consiguiente y mencionada [ʎ].
¿Cómo lo sabemos?
¿Cómo sabemos que ll representa [ʎ]? No sé si habrá testimonios de gramáticos de la época a este respecto, pero sí que hay datos mucho más fiables que los antiguos gramáticos: las rimas de la poesía en consonante.
El razonamiento se explica casi solo, así que veamos directamente un ejemplo tomado de la traducción de Diego Mexía (siglos XVI-XVII) de la Heroida de Hipodamía a Aquiles.
A estos añadió de su tesoro
el más amado rey de sus vasallos
con larga mano diez talentos de oro.También te presentó doce caballos,
vencedores en valle, en llano, en sierra,
sin serles necesario gobernallos.
Se trata de tercetos encadenados, por lo que han de rimar los tres versos cuyo final está en negrita. Sobre vasallos y caballos no habrá disputa: riman en ‑[ˈaʎos]; y también estamos de acuerdo en que gobernallos equivale al actual gobernarlos.
Lógicamente, gobernarlos ‑[ˈaɾlos] no rimaría en consonante con ‑[ˈaʎos], pero gobernallos, sí.
Y básicamente ese es el razonamiento, que puede comprobarse por doquier en la poesía áurica.
Cronología
Como ya hemos dicho, estas formas son frecuentísimas en el Siglo de Oro, pero ya debían de llevar siglos en la lengua. De hecho, eso es lo que debe estar detrás del aoralo (adorallo = «adorarlo») del Auto de los Reyes Magos (c. 1180).
Aparece inequívocamente y de forma frecuente en textos del siglo XIII, etc., como en la Estoria de Espanna de Alfonso X:
[...] enriqueciessen los omnes con el que tenello encerrado.
Dice Ariza que «fue muy intensa en el siglo XVI y llega al siglo XVII en la poesía».
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