Cuando un extranjero viene a la península, se asombra de la cantidad de veces que oye una palabra: «vale». Los propios españoles no son conscientes de ello, pero basta con tratar con algún extranjero que lleve al menos un par de días por aquí. A la primera ocasión que uno diga «vale», es muy posible que el extranjero repita la interjección no sin una sonrisa en la boca.
¿Y por qué tenemos el «vale» todo el día en la boca? ¡Posibles razones y unas cuantas etimologías relacionadas en este artículo!