En los últimos años, con la prevalencia de internet, el mundo epistolar es ya algo del pasado. Sin embargo, hoy le dedicaremos un artículo a algunas etimologías epistolares.
Contenidos del artículo
Etimología de «carta»
Las cartas han sido durante siglos el medio de comunicación más empleado entre personas que se encontraban a gran distancia. Los romanos empleaban una sencilla sinécdoque para referirse a ellas, litterae, el plural de littera ‘letra, carácter’: es fácil imaginar que un conjunto de letras llegue a componer el texto de una carta.
El español, sin embargo, al contrario que otras lenguas emparentadas (cf. inglés letter, italiano lettera, etc.), prefirió lo que para los latinos era un cultismo griego: charta, derivado del griego χάρτης [ˈkʰaɾtɛːs], que se refería concretamente a la hoja de papel hecha de papiro, empleada usualmente, eso sí, para escribir cartas. Es este un significado que se conservó mejor en lenguas como el italiano, donde la carta es simplemente el papel (e incluso la carta igienica es el papel higiénico).
Boletín de lenguas para linguófilos
Un correo diario con contenidos e historias filológicas y lingüísticas. No es el típico boletín tostón: a los miles de suscriptores actuales les encanta.
(El artículo que estás leyendo no se cierra: no perderás la posición de lectura, así que apúntate al boletín ahora mismo y enseguida podrás seguir leyendo).
Etimología de «epístola»
Es un cultismo conservado en español —usado más en colocaciones como «género epistolar» que aislado— procedente directamente del latín epistula (o epistola), que a su vez lo tomó del griego ἐπιστολή [epistoˈlɛː], un derivado del verbo que significaba ‘enviar a alguien a hacer algo’.
En latín podía ser sinónimo de litterae, aunque se usaba de forma más concreta para referirse a las cartas imperiales.
Etimología de «misiva»
Tenemos otro cultismo empleado aún menos que el anterior en el español actual. Aparentemente es de creación española: en latín, hasta donde he podido comprobar, no existió como tal sustantivo, sino que el castellano lo habría formado sobre el participio del verbo mittere ‘enviar’, tal y como especifica el DLE. La metáfora vuelve a ser fácil de ver: una carta es algo que se envía.
Este verbo, conservado en el francés mettre y el italiano mettere con el significado de ‘poner, colocar’, también ha permanecido en español, aunque un poco camuflado. Se ha conservado, en efecto, con un significado similar al del francés y el italiano en ‘meter’, con el significado de ‘poner, colocar dentro de’; pero, con el significado originario de ‘enviar’, podemos encontrarlo, matizado, en compuestos con preverbios: «transmitir» (‘enviar algo más allá’), «omitir» (‘dejar que algo sea enviado → dejar que algo pase de largo’), etc.
Etimología de «fecha»
La fecha es, como todos sabemos, el momento en el que se hace algo; en el contexto en el que estamos, también cabe añadir el lugar. Por ende, la fecha incluye tanto una información temporal como una espacial.
El sustantivo no es otra cosa que el participio antiguo de «facer», actual «hacer», del latín facere; la analogía es sencilla: «fecha» > «hecha». La fecha es, entonces, no solo el momento en que la carta fue fecha (es decir, hecha, escrita), sino también el lugar, que es la buena costumbre al escribir una carta.
Etimología de «data»
La data vendría a ser un sinónimo de «fecha» —con la información tanto temporal como espacial— caído en desuso en español, pero común aún en el inglés date, italiano data, francés date, etc. Se refiere al momento y lugar en que la carta fue data (es decir, dada, entregada), es de suponer que al servicio de correos, y no al destinatario, en cuyo caso estaría indicando algo diferente a la fecha.
Leyendas medievales 🎙️ el pódcast
Suscríbete gratis en tu plataforma favorita para descargar los nuevos episodios en cuanto se publiquen.
Beowulf, Roncesvalles, Guillermo Tell, Robin Hood…
Etimología de «pos(t)data»
Es un compuesto del prefijo «pos(t)‑» y «data», literalmente ‘lo de después de la data’, cuya abreviatura estándar es «P. D.» (con espacio fino). Se escribe en redonda (es decir, sin cursiva) con o sin la t intermedia, aunque el DLE parece aconsejar «posdata».
Etimología de post scriptum
Se conserva la grafía separada en dos palabras. Esta locución latina, literalmente ‘después de lo escrito’, se escribe en cursiva como latinismo de más de una palabra que es. Su abreviatura estándar es «P. S.» (con espacio fino).
Aunque es frecuente verla en lenguas como el inglés, en español ha perdido fuerza en favor de «posdata», pese a que etimológicamente sería adecuada para el uso que se le da de añadir información después del escrito principal.
P. D. Cuando uno escribe una carta, un correo electrónico o algo de eso, el saludo se separa con dos puntos, no con una coma.
¡Por cierto! Puedes seguir aprendiendo y disfrutando en mi boletín diario: cada día envío un correo donde comparto artículos, recursos, vídeos, pensamientos y reflexiones, todo relacionado con la filología, la lingüística... en fin, todo eso que nos gusta a ti y a mí. Es gratis, pero solo para auténticos linguófilos.