El verbo «sobornar» (y por consiguiente el sustantivo «soborno») se remontan al latín subornare, que ya podía tener el mismo significado, aunque primariamente era otro.
El verbo latino tiene el preverbio sub‑ ‘debajo’ añadido al verbo principal ornare, relacionado con «ornamento» y con el verbo «adornar».
Dicho eso, el significado originario del verbo era neutral, de ‘proveer, equipar, dotar, armar’, sin que ni siquiera tuviera que ver con adornos físicos o bonitos, tal y como solemos entender.
Vides hominem non eruditum nec ullis praeceptis contra mortem aut dolorem subornatum
Ves a un hombre inculto y no provisto de preceptos algunos relativos a la muerte o al dolor
Séneca, Epístolas morales a Lucilio 24.5
Boletín de lenguas para linguófilos
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Tu, mi Cicero, quod adhuc fecisti, idem praesta ut vigilanter nervoseque nos qui stamus in acie subornes.
Tú, querido Cicerón, lo que ya has hecho, eso procura seguir haciéndolo: con diligencia y vigor provéenos a nosotros, que estamos en la línea de batalla.
Cicerón, Epístolas a familiares 10.23
Cuando prevalecía el valor de la preposición (‘por debajo’ → ‘en secreto’), el verbo significaba ya, incluso en los mismos autores, lo que significa actualmente: ‘disponer a escondidas’ → ‘incitar en secreto’ → ‘sobornar’.
Itaque in ceteris controversiis atque iudiciis cum quaeritur aliquid factum necne sit, verum an falsum proferatur, et fictus testis subornari solet et interponi falsae tabulae
Así pues, en otras disputas y juicios, cuando se cuestiona si algo se ha hecho o no, si lo que se alega es verdadero o falso, y cuando el falso testigo suele ser sobornado y se introduce documentación falsa
Cicerón, En defensa de Cecina 71
De forma bastante gráfica, podemos imaginarnos el significado de forma bastante literal: al fin y al cabo, sobornar a alguien es adornarlo (normalmente con dinero) por debajo de la mesa, es decir, a escondidas (por su ilegalidad).