Las etimologías de «murciélago» y «musaraña» están bastante relacionadas, como puede sospecharse por ese comienzo tan parecido; además, hay también una conexión con el inglés mouse (y otras lenguas germánicas) e incluso con el antiguo español mur.
Empecemos diciendo que lo que actualmente llamamos «ratón» se decía en latín mus, muris. Este étimo dio en castellano mur, palabra que ya el Diccionario de autoridades de la RAE (1734) marcaba como anticuada:
Lo mismo que Ratón. Es voz antiquada y tomada del Latino Mus, uris, que significa lo mismo.
Diccionario de autoridades
Viendo el nominativo latino mus, es fácil sospechar la conexión con el inglés mouse, pues en ambas lenguas se remontan al protoindoeuropeo *muh₂s; e igual, el griego μῦς, que se encuentra en el título de la Batracomiomaquia. La diferencia de s y r en latín se explica por rotacismo.
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Establecido eso, vayamos ahora a las etimologías de «murciélago» y «musaraña».
Etimología de «murciélago»
Como todo el mundo sabe, ambos animales tienen un razonable parecido físico con los ratones (aunque biológicamente no sean del orden de los roedores), y eso explica ese comienzo en mur‑ y mus‑.
La segunda parte de «murciélago» se explica mejor en su forma originaria: murciégalo; efectivamente, es esta forma la originaria, y la actual se explica por metátesis. Pues bien, esa parte ‑ciégalo hace referencia a lo que parece: a la supuesta ceguera de los murciélagos (aunque realmente no son ciegos).
Como curiosidad, hay una forma aún más originaria: murciego, que se documenta ya en el siglo XIII, mientras que para murciégalo hay que esperar al XV.
De las aves, que son otrossí las animalias del tercero elemento, les dixo assí, que nin comiessen águila nin grifo nin alcotán nin esmerejón nin milano nin bueitre nin cuervo nin ninguna otra ave que del linage d’estas semeje, nin estruz nin lechuza nin aztor nin bufo nin somurgujón nin cigüeña nin cigno nin onocrótalo nin porfilion nin heredion nin caridrion nin habubiella nin murciego nin ninguna otra ave que semeje del linage de cualquier d’estas que avemos contadas
Alfonso X, General estoria
Curiosamente, Covarrubias en su Tesoro lo lista como murciegaco, aunque dice casi de inmediato:
en castellano le llamamos murciégalo, que vale tanto como mus caecus alatus; y assí el valenciano le llama rat pennat, que quiere dezir ‘ratón alado, o con alas’.
Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española
La parte de alatus ‘alado’ se la inventa Covarrubias en una especie de etimología popular. El DLE recoge igualmente, todavía hoy, otras formas como «morciguillo» (con la marca de poco usado) y «murceguillo».
Etimología de «musaraña»
Por su parte, el nombre de la musaraña es exactamente por lo que parece: la araña. Propiamente deberíamos haber tenido *musaraño, pues es masculino lo que encontramos en latín: mus araneus (algo así como ratón arácnido); la forma femenina debe deberse a que en español lo que hay son arañas, no *araños, y de ahí que, igual que hay arañas, hay musarañas, no *musaraños.
Pues bien, ¿qué tienen que ver las arañas con las musarañas? Desde siempre se ha creído que las musarañas eran venenosas (aunque realmente no lo son).
in Italia muribus araneis venenatus est morsus; eosdem ulterior Appennino regio non habet. idem ubicumque sunt, orbitam si transiere, moriuntur.
En Italia, las musarañas tienen una mordedura venenosa; pero no las hay más allá del área de los Apeninos. Y en cualquier parte, mueren si cruzan el surco de una rueda.
Plinio el Viejo, Historia natural 8.227
El Diccionario de autoridades hace remitir «musaraña» a «musgaño» (de «murgaño» < muricaneus ‘ratoncillo’), y allí, entre otras cosas, dice lo siguiente:
[…] su mordedúra es mui venenosa, por cuyo motivo los gatos no los comen, aunque los matan. Es tan ligero que sube por un hilo, o por los filos de una espada, y tan temeroso, que cayendo en las rodadas de los carros, se entorpece tanto, que sin poder salir se muere. Algunos le llaman Musaraña.
Diccionario de autoridades
Ese final da a entender que aún en el siglo XVIII se prefería «musgaño» sobre «musaraña».
Probablemente se basa en la Traducción de los libros de Historia natural de los animales de Plinio, de Jerónimo de Huerta (1599):
Ay otro ratón diferente de todos estotros llamado de los españoles musgaño […]. Es éste un pequeño animal menor que el ratón casero, de color cenizo, y tan ligero que sube por un hilo o por los filos de una espada como una araña.
Jerónimo de Huerta
La referencia a la araña puede ser meramente casual o sugestionada por el nombre de «musaraña» (aunque el autor usa el nombre de «musgaño»).
Covarrubias, en la entrada «musaraña», menciona que también se le llama «musgaño», y añade:
[…] es muy ponçoñoso […] Vulgarmente solemos llamar musarañas unas nubecillas que imaginamos en el aire.
Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española
Y esas nubecillas que imaginamos, de alguna forma, podrían ser el origen de la expresión «pensar en las musarañas».
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Etimología de «músculo»
Nos queda un extra: ¿tendrá que ver «músculo» con los ratones? Etimológicamente, sí.
Esta palabra procede directamente del latín musculus, diminutivo de mus, por lo que, literalmente, sería ‘ratoncito’, sentido habitual en latín.
Pero ya en el propio latín clásico tenemos el uso relativo al órgano, a la parte del cuerpo:
membra natant sanie, surae fluxere, sine ullo
tegmine poples erat, femorum quoque musculus omnis
liquitur, et nigra destillant inguina tabe.Los miembros nadan en sangre pútrida; las pantorrillas se desprenden; sin ninguna protección estaban los jarretes; también todo músculo de los muslos está disuelto; y las ingles destilan negra putrefacción.
Lucano, Farsalia 9.770-772
Aunque no he encontrado ninguna referencia de especial relevancia, parece lógico pensar que la identificación de los músculos con un ratoncito se debe a que algunos músculos (por antonomasia, quizá, el bíceps), al tensarse, parecen ratoncitos que se mueven.
Por cierto, «muslo» parece proceder efectivamente de musculus, con síncopa de la postónica. (Igual, después de todo, el músculo por antonomasia no era el bíceps).