A pesar de que en el siglo XXI es un insulto frecuente sobre la falta de inteligencia, no es una palabra heredada patrimonialmente desde el latín imbecillis ‘muy débil física (o anímicamente)‘, sino que en español aparece por primera vez en 1524.
El latín imbecillus
En latín clásico el adjetivo era imbecillus, que daría el español *«imbecilo»; de este adjetivo, se formaba el sustantivo imbecillitas. Ambas palabras hacían referencia a la debilidad física y, solo secundariamente, a la de ánimo.
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Lo más usual es que imbecillus fuera un antónimo contrapuesto a adjetivos como firmus ‘firme, sólido, estable’ o valens ‘fuerte, robusto, vigoroso’.
Sed ita est, iudices, ut, si gladium parvo puero aut si imbecillo seni aut debili dederis, ipse impetu suo nemini noceat, sin ad nudum vel fortissimi viri corpus accesserit, possit acie ipsa et ferri viribus vulnerare.
Pero es de tal forma, jueces, que, si dieras una espada a un niño pequeño o a un anciano tembloroso o débil, él mismo no podría dañar a nadie con su ataque; pero, si se acercara al cuerpo desnudo de un hombre, incluso fortísimo, podría herir con la propia punta y la inercia del arma.
Cicerón, Pro Sestio 24
La debilidad, aplicada a la mente (normalmente de forma explícita), no hace referencia a la carencia intelectual, sino a la pusilanimidad.
Nolite hos vestro auxilio exspoliare qui vestrae salutis causa suum periculum neglexerunt, nec stultitia ac temeritate vestra aut animi imbecillitate omnem Galliam prosternere et perpetuae servituti addicere. An quod ad diem non venerunt, de eorum fide constantiaque dubitatis? Quid ergo? Romanos in illis ulterioribus munitionibus animine causa cotidie exerceri putatis?
No dejéis sin vuestra ayuda a los que por vuestra salvación se despreocuparon de su propio peligro, ni por vuestra estupidez y temeridad o por debilidad de ánimo humilléis a toda la Galia y la entreguéis a una esclavitud perpetua. ¿Es que, como no han llegado a tiempo, dudáis de su lealtad y constancia? ¿Entonces, qué? ¿Creéis que los romanos se entregan a aquellas fortificaciones exteriores día tras día por diversión?
Julio César, Guerra de las Galias 7.77
Más tardíamente el adjetivo se hace de la 3.ª declinación y pasa a imbecillis, pero sin cambios de significado, como en este ejemplo del siglo I d. C.:
Dantur ad stomachum imbecillem habentis et sanguinem reicientis ex aquae frigidae cyathis duobus, ceteris ex caldae totidem cyathis.
Se administran a los que tienen el estómago indispuesto y vomitan sangre, en dos tazas de agua fría; a los demás, en la misma cantidad de agua caliente.
Escribonio Largo, Compositiones 92
Etimología del latín
Siempre se ha dicho que la etimología última de imbecillus o imbecillis es in + baculum ‘bastón, báculo’. Sin embargo, para empezar, hay razones fonéticas que parecen indicar que sería una etimología popular, ya incluso para los romanos.
Lo primero que habría que determinar es el valor del preverbio in, que de hecho puede tener dos significados esencialmente contrarios en este contexto: negación (como en «imposible») o ‘en’. Por tanto, el significado literal sería uno de dos: ‘que no tiene bastón’ o ‘(apoyado) en un bastón’.
Por otra parte, la otra mitad de la palabra habría de venir no de baculum, sino de su diminutivo bacillum ‘vara’, palabra a menudo usada para referirse a las varas de los lictores romanos, una especie de guardaespaldas de cónsules y otros magistrados. Por tanto, el bacillum, lejos de hacer referencia a un bastón de viejos o pastores, tenía una connotación de gran autoridad.
Deinde anteibant lictores non cum bacillis, sed, ut hic praetoribus urbanis anteeunt, cum fascibus bini.
Luego iban por delante los lictores, no con las varas, sino —igual que aquí van por delante de los pretores urbanos— con dos fasces.
Cicerón, Sobre la ley agraria 2.34.93
Por tanto, la etimología parece verosímil. Según todo esto, el imbecillus sería el que carece de una vara de autoridad y, por tanto, el que no tiene fuerza, el débil. La otra interpretación, la de que el imbecillus es el que se apoya en el bastón y por eso es débil, es mucho menos probable.
De hecho, parece que el origen de esta etimología —real o popular— se remonta a un comentario sobre la sátira 3 de Juvenal, donde se anota imbecillis: quasi sine baculo ‘imbécil: como sin bastón’, y que Ernout-Meillet califican de posible calambur por parte del escoliasta.
Hic tunc Vmbricius ‘quando artibus,’ inquit, ‘honestis
nullus in urbe locus, nulla emolumenta laborum,
res hodie minor est here quam fuit atque eadem cras
deteret exiguis aliquid, proponimus illuc
ire, fatigatas ubi Daedalus exuit alas,
dum nova canities, dum prima et recta senectus,
dum superest Lachesi quod torqueat et pedibus me
porto meis nullo dextram subeunte bacillo.Aquí, la voz alzando, dijo Umbricio:
Juvenal, Sátiras 3 (traducción de Francisco Díaz Carmona)
—Puesto que en Roma protección ninguna
a las honestas artes se concede,
ningún premio al trabajo, y mi fortuna
mermada, descender mañana puede,
aléjome sin pena
hacia el lugar donde plegó las alas
Dédalo fatigado. Aún no está llena
mi cabeza de canas, los linderos
aún no he pasado de la edad madura;
aún queda de mi vida
a Láquesis que hilar, la frente erguida
llevó, y mi paso muestra
que ando firme y seguro
sin apoyar en báculo la diestra.
Paso a las lenguas romances
Es posible que sea un cultismo rescatado por el italiano, desde el que se extiende al francés y de ahí a muchas otras lenguas, incluido el inglés.
Pódcast de leyendas medievales
Hasta donde he podido ver, la forma imbecille (de la forma imbecillis) aparece en italiano (florentino) tan temprano como alrededor del año 1275 con el significado de ‘moralmente incierto, frágil; propenso al pecado’:
le frodi e l’inganni dimostrano l’uomo essere imbecille e di poco animo
los fraudes y los engaños demuestran que el hombre es imbécil y de poco ánimo
Gamba, Forma di onesta vita
También aparece a lo largo del siglo XIV con significados de ‘privado de fuerzas; débil, enfermo’ y de ‘limitado en la capacidad de cumplir una acción; lisiado, escaso, inadecuado’.
En francés la primera documentación de imbecile parece ser del año 1496 con el significado de ‘débil físicamente’, aunque en 1509 ya aparece con el de ‘débil en cuanto a sus facultades intelectuales’.
Según diversas fuentes, este significado en inglés no llega hasta finales del siglo XVIII o principios del XIX. Es probable que el significado de ‘débil intelectual’ se extendiera más tarde o más temprano en las diversas lenguas a partir del uso técnico de «imbécil» para referirse a los disminuidos psíquicos.
Evolución de «imbécil» en español
Según Corominas (probablemente basándose en Autoridades), la primera aparición en nuestra lengua es de 1524 en Palacios Rubios. Sin embargo, he encontrado el siguiente ejemplo de 1519, donde el significado parece ser el de ‘debilidad de ánimo‘:
Todos los otros árabes son gente de poco ánimo e imbéciles e luxuriosos, que se echan con sus madres y parientas.
Fernández de Enciso, Suma de geografía que trata de todas las partidas y provincias del mundo
Covarrubias no lo recoge en su Tesoro de la lengua castellana o española (1611). Continuamos, entonces, con el Diccionario de autoridades de la RAE (1726-39), cuya entrada sobre «imbecil» (sic) dice lo siguiente (formateado mío):
Flaco, lánguido, enfermo, débil.
Es voz de poco uso, tomada del Latino Imbecillis, le.
PALAC. RUB. Esfuerz. belic. cap. 16:
Aunque algunas veces a los más osados y más fuertes acomete y vence, y a los más imbecíles y flacos dexa.
RAE, Diccionario de autoridades
Notamos dos cosas importantes: el significado exclusivo de ‘débil’ y la acentuación aguda etimológica.
En 1817 la RAE recoge la acentuación llana actual (y también la variante «imbecile»), pero con la definición «Flaco, débil, especialmente de espiritu ó genio».
¿Creéis, por ventura, que tengo yo mi tiempo libre para oír vuestras impertinencias? ¿Creéis que habláis con el imbécil don Enrique el Doliente, a quien su débil contextura arroja como una víctima inerme en vuestros groseros lazos?
Larra, El doncel de don Enrique el Doliente
No es poca fortuna; esta es la primera vez que este imbécil me ha entendido.
Larra, Traducción de ‘El arte de conspirar’, de Scribe
He recordado la decadencia de nuestro idioma, que si bien empezó, como era forzoso, con la decadencia de la monarquía y con el menosprecio de nuestras instituciones saludables, cayó en decrepitud en el deplorable reinado del imbécil Carlos II, y murió, por decirlo así.
Duque de Rivas, Discurso de recepción leído en la Real Academia Española la tarde del 29 de octubre de 1834
A mediados del siglo XIX el venezolano Baralt sigue incluyendo la palabra como galicismo.
Ya en 1884 la RAE añade la acepción clara como «Alelado, escaso de razón». Actualmente, la primera acepción es la de «Tonto o falto de inteligencia», y la de «Flaco, débil» aparece al final con la marca de poco usado.
Sobre la acentuación
Como hemos visto, del latín imbecillis corresponde el español *«imbecil» con acentuación aguda. Corominas prefiere la explicación del cambio acentual a «imbecil» por errores análogos a *«hóstil» y *«sútil».
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Aunque es imposible saber a ciencia cierta la razón, raro parece que una palabra en principio culta o técnica cambie su acentuación de forma patrimonial.
Precisamente, a mí me gusta más la explicación, también recogida por Corominas, de una mala interpretación de la ortografía francesa imbécile, en que ‹é› no representa acento prosódico, sino que la e es cerrada. Es exactamente la misma explicación de «élite» frente a «elite», del francés élite.