La cobra es una serpiente venenosa de tamaño considerable, y supongo que todos sabemos, aunque nunca hayamos visto una, que ha de ser algo imponente, tremebundo y espantable. Sin embargo, su etimología, aunque bastante simple, puede sorprender, pues «cobra» es prima de «culebra», a la que atribuimos instintivamente menor tamaño y peligrosidad.
De forma concisa, «cobra» es un lusismo, es decir, un préstamo del portugués, y no solo en español, sino en muchas otras lenguas. Dicho eso, cobra en portugués es la evolución del latín colubra (que en español da «culebra»).
La evolución del portugués sería algo así: colŭbra > cólobra > cóobra > cobra. Lo más característico en la evolución es la pérdida de l intervocálica (cf. volare > «volar», voar).
A su vez, colubra es una forma femenina secundaria a partir de coluber; en latín, colubra podía hacer referencia a la serpiente hembra de forma específica, pero también a las serpientes en general; por su parte, el masculino coluber parece más reservado para el lenguaje poético, incluyendo las serpientes de seres monstruosos como Medusa, las furias, etc.
La etimología última de coluber no se conoce a ciencia cierta, aunque es posible y razonable que esté relacionada con la raíz *kʷel‑ ‘girar, retorcer’ que aparece en colus ‘rueca’.