Este disparate, que sigue repitiéndose y siendo creído por muchos, fue propuesto por Yves Cortez en 2007 en su libro Le français ne vient pas du latin ! Essai sur une aberration linguistique (¡El francés no viene del latín! Ensayo sobre una aberración lingüística). Aunque, por el origen del autor, el título hace mención al francés, la tesis que presuntamente defiende es básicamente que ninguna de las lenguas romances proviene del latín.
Pocos años más tarde, la catalana Carme Huertas publicó No venimos del latín (2013, revisado y ampliado en 2016), donde presumiblemente va a la zaga de lo ya dicho por Cortez (en palabras del filólogo Ander Ros, no es más que un «vergonzante plagio que hace del trabajo de Yves Cortez»).
En pos de la transparencia, antes de proseguir he de aclarar que no he leído en detalle el libro de Cortez (sí el de Huertas). Sin embargo, sí he leído detenidamente y estudiado este artículo de RationalWiki.org, dedicado a la obra de Cortez, sobre el que se basarán mis contenidos.
Aunque este tema ha sido durante años uno de mis temas prohibidos (¿en serio voy a perder el tiempo en semejantes majaderías?), he llegado a la conclusión de que la misión de un filólogo y divulgador lingüístico no ha de limitarse a difundir la correcta palabra lingüística, sino que debe incluir también enderezar tuertos y emendar sinrazones.
Contenidos del artículo
Conspiración lingüística y falacias lógicas
Un vistazo rápido a los siete puntos principales sobre los que se vertebran las argumentaciones de Cortez nos hacen saltar las alarmas por su tufo conspiranoico y por la frecuente recurrencia a falacias en la argumentación y exposición, muy especialmente la del cherry picking (más claro aún en español: falacia de prueba incompleta o por supresión de pruebas).
Para más inri, con cierta frecuencia se contradice a sí mismo, unas veces dentro del mismo argumento, y otras, al tratar otro tema diferente.
Iremos viendo que prácticamente todos los supuestos argumentos pueden no ya contraargumentarse, sino simplemente desmontarse, aduciendo alguno(s) de los siguientes tres puntos.
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Falacia de prueba incompleta o cherry picking
La falacia del cherry picking (entiéndase: escoger solo las cerezas que interesan e ignorar las demás) consiste en aportar solo y exclusivamente las pruebas —reales, inventadas o forzadas— que apoyan mi tesis y hacer hincapié en la importancia de esos datos, a la vez que se ignoran por completo todas las pruebas que contradicen mi tesis. Cortez hace un uso constante de ella.
Por ejemplo, yo podría defender que el inglés y el mbabaram (extinta lengua aborigen australiana) son la misma lengua, o que el mbabaram procede del inglés, o establecer cualquier otro tipo de relación entre las dos lenguas, o cualquier otra barbaridad. Para ello, podría decir que la palabra dog significa ‘perro’ en ambas lenguas (dato cierto) mientras ignoro las restantes miles de palabras que no tienen nada que ver entre las dos lenguas.
Conspiración
No va a ser casualidad… ¿no? (Por supuesto, las teorías de la conspiración niegan que existan las casualidades). Lógicamente sí es una simple casualidad. De las cientos de miles de palabras que tiene cualquier lengua, y de las miles de lenguas que hay en el mundo, lo raro sería que no hubiera casualidades de ese tipo.
Claro, yo puedo escoger ese ejemplo, darle toda la importancia del mundo, omitir todo el restante vocabulario del inglés y el mbabaram que no coincide, y ya puedo defender mi tesis.
Ignorancia
Más allá de la conspiranoia y las falacias, es recurrente la simple y llana ignorancia de Cortez en la materia: muchos argumentos son falsos, irreales, mentira, simplemente porque el autor no tiene suficientes conocimientos como para meterse en camisa de once varas.
Cortez carece de los mínimos conocimientos lingüísticos, muchos de ellos prácticamente axiomáticos para cualquier filólogo-lingüista. Cualquier persona, incluso sin ser lingüista, daría por lógico que para escribir de lingüística histórica haya que conocer los detalles más fundamentales de esta ciencia. Sin embargo, Cortez demuestra manifiesta y constantemente su profundo desconocimiento e incluso completa ignorancia de lo que es la lingüística histórica y el método comparativo, en que aquella se basa en gran medida.
Por qué la gente sigue creyéndose tales mandangas
Básicamente, por las mismas razones por las que hay gente que cae en teorías conspiratorias (el hombre no fue a la Luna; la tierra es plana; el terror al 5G, a las vacunas, etc.); no en vano, las tesis Cortez-Huertas no dejan de ser, a su manera, teorías conspiratorias.
Por favor, piensa en los siguientes puntos:
- un cierto corte mesiánico según el cual los autores han descubierto una verdad que ha estado oculta durante siglos —quizá incluso deliberadamente— por una élite de filólogos que no están dispuestos a renunciar a la falsa verdad establecida: los autores vienen a abrirnos los ojos ante todas estas mentiras
- cualquier cambio, cualquier revolución, cualquier desafío a la norma, etc., va a resultar atractivo, seductor, exótico
- es muy fácil convencer a gente que sabe poco o nada sobre una materia —aunque tengan interés en ella— si se usan constantes falacias: un desconocedor de la materia no tiene la capacidad de ver la falsedad de los supuestos argumentos ni el uso de falacias como la de supresión de pruebas, simplemente porque el lego no tiene conocimientos para comparar los datos expuestos y determinar si son completos, verosímiles, veraces, reales…
Las tesis de Cortez
Su libro, como ya se ha adelantado, se desarrolla en siete capítulos, cada uno de ellos una de las siete siguientes tesis que pretenden demostrar que las lenguas romances no proceden del latín, sino de lo que él llama «italiano antiguo» (no confundir con «latín vulgar», que supuestamente no existió):
- El latín murió en el siglo I a. C.
- El vocabulario de las lenguas romances no coincide con el del latín
- El latín tenía casos, género neutro y no tenía artículos, mientras que las lenguas romances no tienen casos, no tienen género neutro y sí tienen artículos
- Las lenguas cambian demasiado despacio como para que estos enormes cambios hayan sido posibles desde el latín hasta las lenguas romances
- La gran totalidad de las etimologías de las lenguas romances son inventadas
- Las lenguas romances son prácticamente idénticas entre sí
- El francés antiguo se parece más al italiano que al latín
El mero resumen de cada uno de los puntos es un copioso escupitajo a la filología en general y a la lingüística histórica en particular. Solo a alguien carente de los más rudimentarios conocimientos lingüísticos y de gramática histórica se le podría ocurrir hilar una tras otra semejante sarta de majaderías.
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Hay demasiados argumentos y ejemplos que simple y llanamente lo que hacen es demostrar la ignorancia de los autores, no ya solo porque se basan en datos directamente falsos o porque no demuestran lo que pretenden demostrar, sino por el manifiesto desprecio a los datos y al sentido común.
A estos siete supuestos argumentos se añade la cuestión de por qué los lingüistas de verdad seguimos defendiendo que las lenguas romances vienen del latín, así como las supuestas extraordinarias consecuencias de haber refutado tamaña aberración lingüística (por tomar las palabras del propio título del libro).
No tiene mucho sentido ir comentando punto por punto cada uno de los disparates del autor, así que iremos deteniéndose solo en los argumentos más jugosos y/o más peligrosos, en cuanto que pueden ser los más creíbles por los legos en la lingüística histórica.
Por facilitar la lectura, usaré el emoji 🤪 para señalar a Cortez, 👨🏫 para la réplica de lingüista y 👉 para la conclusión concisa.
El latín murió en el siglo I a. C.
🤪 Para justificar tamaña estupidez, empieza haciendo uso de una falacia de prueba incompleta: cita el epitafio que el poeta Nevio se había escrito a sí mismo; concretamente, se limita a citar solo un verso, a partir del cual se monta una gran película:
obliti sunt Romae loquier lingua Latina
se han olvidado en Roma de hablar la lengua latina
Supuestamente, este verso demuestra que en época de Nevio los romanos ya no hablaban latín.
👨🏫 A quien se le olvidó algo es a Cortez, citar los versos precedentes, que dan bastante contexto a esa línea:
Inmortales mortales si foret fas flere,
flerent divae Camenae Naevium poetam.
itaque postquam est Orchi traditus thesauro,
obliti sunt Romae loquier lingua Latina.Si los inmortales pudieran llorar a los mortales,
las divinas Camenas llorarían al poeta Nevio.
Y es que, después de que fue entregado al tesoro del Orco,
se olvidaron en Roma de hablar la lengua latina.
Cabe parafrasear para limar las asperezas causadas por las referencias culturales:
Las musas llorarían a Nevio si los dioses lloraran por los mortales. Cuando Nevio murió, ya no quedó nadie en Roma que hablara latín como él.
Como cualquiera que haya aprobado la Literatura de secundaria puede entender del texto, no es más que una forma de tirarse flores como hace cualquier ególatra, de los que había muchos entre los poetas y otros artistas.
👉 Conclusión: la cita de Cortez se refiere a otra cosa totalmente distinta y en absoluto demuestra lo que él pretende.
🤪 Otra prueba de la muerte del latín es que hay autores latinos que usan barbarismos, arcaísmos o que imitan a Virgilio. (La parte de que imitan a Virgilio carece de toda lógica como argumento, así que la ignoraremos). Me imagino que la fuerza del argumento reside en que, si los autores latinos hablaran latín de forma nativa, no cometerían esos vicios del lenguaje.
👨🏫 En general, todo el argumento es bastante raro y carente de sentido, especialmente si tenemos en cuenta que en cualquier lengua el registro escrito siempre es mucho más conservador y aspira a la literalidad.
👉 Conclusión: el argumento no tiene fuerza ninguna.
🤪 Según fuentes, en el siglo II d. C., un romano de clase alta debía conocer y estudiar no solo latín, sino también griego. Por tanto, el argumento de Cortez es que las fuentes igualan el latín y el griego: si el griego era claramente una lengua no nativa para los romanos, el latín también lo era.
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👨🏫 La interpretación de Cortez es simplemente forzada y absurda, por no decir disparatada. Sí es cierto que los romanos debían estudiar griego, que era la lengua de cultura de la época y no les era nativa. También es cierto que los romanos de clase alta estudiaban latín, pero no porque no les fuera nativo, sino simplemente de la misma forma que en la actualidad los españoles estudian español, los ingleses estudian inglés, etc.
👉 Conclusión: ¿los millones de españoles que estudian español en la educación obligatoria no son nativos en español?
El vocabulario romance no coincide con el latino
🤪 Según Cortez, el hecho de que haya palabras parecidas entre el latín y las lenguas romances no implica que las palabras romances procedan del latín, sino que pueden ser préstamos.
👨🏫 Efectivamente, hay préstamos del latín en las lenguas romances, pero la existencia de préstamos (cultismos) no implica la inexistencia de palabras patrimoniales.
👉 Conclusión: la incapacidad de Cortez de comprender que una cosa no implica la otra ya nos va avisando de sus limitadas dotes de razonamiento.
🤪 Los préstamos-cultismos suelen pertenecer a campos específicos, técnicos, como la filosofía o la ciencia, y son prácticamente iguales en latín y en romance.
👨🏫 Lo dicho no es falso, pero realmente no demuestra absolutamente nada ni apoya su tesis ni refuta la lingüística tradicional. El uso de semejante argumento y el hecho de que en ningún momento a lo largo de toda la obra haga mención al método comparativo (pilar fundamental de la lingüística histórica) hace pensar que no tiene ni idea de gramática histórica.
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👉 Conclusión: 🤷♂️
🤪 Que haya palabras similares en latín y en italiano se justifica por descender ambas lenguas del protoindoeuropeo, no por que el italiano provenga del latín. Muy non sequitur, hila esto con el parecido mucho mayor del vocabulario inglés y alemán respecto al latino y el italiano.
👨🏫 Es cierto que el italiano desciende del protoindoeuropeo, igual que el latín, pero no de forma paralela, sino más bien así (simplificado): protoindoeuropeo > latín > italiano. La mención al parecido del inglés y alemán parece bastante gratuita, más aún cuando el inglés y el alemán se parecen en unas cosas y difieren sobremanera en muchas otras (¿cherry picking, alguien?).
Por otra parte, todas estas comparaciones llevan a poco. En principio, uno esperaría que una lengua hija sea más parecida a su madre que a una hermana. Unas veces sí; otras, no. Por ejemplo, el alemán y el neerlandés son lenguas hermanas y son bastante parecidas. En cambio, el inglés es muy diferente respecto al inglés antiguo, del que obviamente proviene.
👉 Conclusión: el argumento es totalmente absurdo y no demuestra nada.
🤪 Cortez da ejemplos (escogidos mediante cherry picking, por supuesto) de palabras que existen en latín y que no han dejado rastro en las lenguas romances. Entre ellas se encuentran: pugna, cras, saxum, sagitta, litus. También da muestras de lo contrario, palabras que hay en lenguas romances y que no estaban en latín.
👨🏫 Más allá del cherry picking, de hecho muchos de los ejemplos que el propio Cortez da son falsos positivos, pues sí han dado resultados patrimoniales en las lenguas romances (ejemplos en el mismo orden): «puño», español medieval cras, italiano sasso, «saeta», italiano lido… Todo esto no hace sino poner de manifiesto, una vez más, la ignorancia e incapacidad de Cortez.
Por supuesto, sí que hay palabras latinas que no han dado resultados en los romances, pero eso es parte de la evolución de las lenguas: palabras que caen en desuso y son sustituidas por otras.
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Si el razonamiento de Cortez (si una lengua A tiene palabras que no están en B, entonces B no puede proceder de A) fuera válido, ninguna lengua podría proceder de ninguna otra, pues en todas las lenguas el vocabulario va evolucionando, se van perdiendo palabras y se van creando otras nuevas.
A pesar de todo esto, simple y llanamente, el gran grueso del vocabulario de las lenguas romances sí procede del latín, y es algo tan obvio y axiomático que incluso ofende la inteligencia que se pretenda lo contrario.
👉 Conclusión: cherry picking y, encima, mal aplicado.
🤪 Cortez se saca de la manga una enorme fumada según la cual reconstruye palabras, a partir de al menos tres lenguas romances, hasta el italiano antiguo (que, recordemos, es lo que Cortez dice ser el verdadero origen de los romances, no el latín). Con este método casero, reconstruye el italiano antiguo plaja a partir del francés plage, del italiano spiaggia, del español «playa» y del rumano plaja.
👨🏫 La elección del número tres es absolutamente arbitraria y su método de reconstrucción lingüística no tiene mayor fundamento que elegir de forma aleatoria una forma de compromiso para el italiano antiguo, sin tener en cuenta cambios fonéticos sistemáticos de ningún tipo. Ni siquiera tiene en cuenta la posibilidad de préstamos (de hecho, el rumano plaja no procede directamente del latín, sino que es un préstamo del francés durante el siglo XIX, época de gran influencia francesa en rumano).
👉 Conclusión: la arbitrariedad de los razonamientos y procedimientos nos dan una muestra más de la poca capacidad de argumentación lingüística del autor.
🤪 Arma una serie de tablas en las que compara palabras en lenguas romances (similares entre ellas) y luego da el equivalente latino, que es absolutamente diferente. Esto probaría, una vez más, la no relación entre el latín y los romances.
👨🏫 Por supuesto, se trata de un cuidadoso proceso de cherry picking de ejemplos de palabras que difieren, ignorando la mayoría parte de las palabras que claramente sí son comunes al latín y a las lenguas romances.
👉 Conclusión: más cherry picking.
La gramática de las lenguas romances es diferente de la del latín
🤪 Hay tres diferencias fundamentales de las lenguas romances respecto al latín: pérdida de casos, pérdida del género neutro y creación de los artículos. Para Cortez, es imposible que todo esto haya ocurrido entre una lengua y sus descendientes.
👨🏫 Las tres diferencias señaladas son esencialmente ciertas, pero la conclusión no es la que asegura Cortez. El mundo está lleno de casos donde ese tipo de cambios han ocurrido. Sin ir más lejos, entre el inglés antiguo y el inglés medio se perdieron los casos y no solo el género neutro, sino el género gramatical como categoría en bloque. Algo parecido ha pasado con el búlgaro o el persa.
Todavía en francés antiguo, hasta el siglo XIII, se conservaban dos casos gramaticales, y un sistema relativamente parecido permanece aún en rumano. Algunas lenguas romances conservan el género neutro de una forma u otra (p. ej. el artículo español «lo», y «esto», «eso», «aquello»).
Por su parte, la creación de artículos es un proceso muy frecuente en muchas lenguas del mundo a partir de formas debilitadas de pronombres para el definido, y del numeral «uno» para el indefinido: el griego antiguo los creó a partir de un pronombre demostrativo, de forma muy similar a las lenguas romances, y algunas lenguas eslavas, como el polaco, frecuentemente usan un demostrativo con un valor más cercano al artículo que como un demostrativo propiamente. En no pocos textos latinos se ve un uso de ille, illa, illud mucho más parecido al artículo que como un demostrativo de lejanía.
👉 Conclusión: claramente, Cortez sabe poco de morfosintaxis histórica.
🤪 En las lenguas romances hay dos tipos de plural: a la italiana (p. ej. libro → libri) y a la española (p. ej. «libro» → «libros»). Supuestamente, esto no tiene precedente en el latín.
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👨🏫 Basta con ver una tabla de declinaciones para ver que el plural a la española es una continuación del acusativo plural, y el plural a la italiana, una continuación del nominativo plural (probablemente matizable).
👉 Conclusión: directamente se ve que Cortez no se sabe ni la segunda declinación.
🤪 Cortez da a entender que la forma «usted» procede de un supuesto italiano antiguo *voste, y que es totalmente ridículo proponer que «usted» provenga de «vuestra merced».
👨🏫 De hecho, se documentan en textos reales muchas variantes y formas intermedias entre «vuestra merced» y «usted»: vuesarced, vuesasted, voarced, vuasted, ucé…
👉 Conclusión: a Cortez no le importan en absoluto la bibliografía y las pruebas lingüísticas.
🤪 Cortez hace notar que el futuro latino del tipo amabo ha desaparecido en las lenguas romances, y que no es razonable que el perfecto del tipo amavisti perdiera la parte ‑av‑ en todas las lenguas romances (p. ej. «amaste», no *«amavaste»).
👨🏫 Es cierto que el futuro latino fue sustituido en muchas lenguas romances por uno del tipo amar he > «amaré», pero este cambio es totalmente explicable lingüísticamente. En cuanto al perfecto contracto, de hecho eso ya ocurría en época republicana y se puede incluso ver en escritos de César y Cicerón.
👉 Conclusión: Cortez debería haber mirado algún manual de morfosintaxis histórica.
🤪 El latín tenía un orden de palabras SOV (sujeto-objeto-verbo), mientras que las lenguas romances tienen SVO (sujeto-verbo-objeto).
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👨🏫 Ambas afirmaciones son ciertas a grandes rasgos, pero eso no demuestra nada. En muchísimas lenguas se han dado o se están dando cambios de SOV a SVO. Sin ir más lejos, tenemos el ejemplo entre el griego antiguo y el griego moderno.
👉 Conclusión: Cortez escupe argumentos sin saber si demuestran algo o no.
Las etimologías oficiales del francés son inventadas
🤪 Tal cual: según Cortez no hay prueba ninguna de que, por ejemplo, «trabajo» proceda de tripalium, como siempre se ha dicho.
👨🏫 De hecho, la evolución fonética se explica perfectamente, así como la semántica. En muchos otros idiomas las palabras relacionadas con el trabajo y trabajar tienen orígenes bastante negativos (p. ej. el griego moderno δουλεύω ‘trabajar’ procede del griego antiguo δουλεύω ‘ser esclavo’; δοῦλος significaba literalmente ‘esclavo’). Incluso dentro del propio latín y las lenguas romances, una palabra como «labor», italiano lavoro, etc., proceden del latín labor, literalmente ‘trabajo penoso, sufrimiento, fatiga’. ¡Incluso en francés antiguo se documenta travail aún con significado de ‘tortura, dolor’!
👉 Conclusión: hay que mirar un poco mejor antes de aportar argumentos.
🤪 Cortez desarrolla su gran y mayor fumada de reconstrucción lingüística que no tiene sentido ninguno.
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👨🏫 Es una absoluta negligencia no tener en cuenta el vocalismo, que condiciona por completo el consonantismo (es decir, que las vocales en contacto a una consonante influyen en la evolución de esta). Las explicaciones de choricillos y supuestas evoluciones de una consonante en otra no tienen en cuenta en absoluto la cronología relativa.
Con los razonamientos de Cortez, prácticamente cualquier consonante puede cambiar en prácticamente cualquier otra consonante: /r/ a menudo da /l/, que a menudo da /w/, que a menudo da /v/, que a menudo da /f/, que a menudo da /h/.
👉 Conclusión: uno no puede ir evolucionando consonantes a conveniencia sin tener en cuenta la cronología relativa.
🤪 Supuestamente «mismo» procede de una amalgama latinovulgar metipsimus, forma superlativa de (ego)met ipse ‘yo mismo en persona’. ¡Absurdo!
👨🏫 De hecho, en muchas lenguas romances se documentan variantes y formas intermedias que justifican perfectamente ese origen: ¿leonesismo? medesmo, italiano medesimo, catalán mateix…
👉 Conclusión: otra vez, hay que consultar bibliografía antes de hablar.
Últimas palabras
Se podría decir mucho más, pero mi objetivo no es ir desmontando todo punto por punto, sino limitarme a lo más importante.
De hecho considero que no son tan importantes los argumentos concretos para cada punto como entender lo erróneo, lo falaz, que desarrollemos pensamiento crítico y que aprendamos a pensar como lingüistas.
Todo esto no es un ataque personal a los autores, sino a lo disparatado de los argumentos. No es la nueva verdad revelada, no tiene ningún sentido, no se sostiene, y por eso hay que exponerlos. Tampoco es otro punto de vista, sino pura desinformación, que es mucho peor que el desconocimiento, porque este siempre hay tiempo de llenarlo con conocimiento, mientras que aquella se expande como un virus y luego se hace muy difícil controlarlo, no digamos ya convertir ese mal en bien.
Y ya sé que aquí habrá gente que hable de censura y de que hay que dejar que la gente piense lo que quiera. ¡Pero no! Cosas como estas objetivamente son o no son y no es una cuestión en la que valgan las opiniones de desinformados desinformantes, sino los estudios sistemáticos y concienzudos de lingüistas.
Para las opiniones nos vamos al bar o al parque de bolas y hablamos de series y música, pero para la filología y la lingüística los datos hay que darlos responsablemente.
Por cierto, este artículo trata principalmente sobre Cortez, pero sobre Carme Huertas también tienes algunos contenidos en esta lista de YouTube.