No es lo mismo hacer como Mecano y decir *«tú contestastes que no» que ser Garcilaso y recitar llevadme junto el mal que me dejastes. Aparentemente tenemos el mismo fenómeno en *«contestastes» y en dejastes; sin embargo, el primero va contra la norma, mientras que el segundo entraba —y aún entra— en los cánones del uso de vos.
El porqué de la corrección o no de esa ‑s no es que un caso sea del gran Garcilaso, y el otro, de un grupo ochentero. El quid de la cuestión es así de simple: *«tú contestastes» no se atiene a la norma actual, mientras que vos contestastes estaba plenamente vigente en la época de Garcilaso y aún hoy lo está en variedades voseantes.
Por caprichos morfológicos, «(tú) contestaste(s)» y «(vos) contestastes» se parecen mucho, pero, como vamos a ver, son dos formas históricamente diferentes, y esto es lo que justifica que esta fuera y sea normativa, mientras que aquella, no.
Contenidos del artículo
Arqueología del perfecto
Hemos de empezar este artículo escarbando en la historia de la morfología latina, lo que nos va a llevar de refilón hasta tiempos indoeuropeos.
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Las formas del pretérito perfecto simple español proceden —a grandes rasgos— del perfecto latino, que tenía unas desinencias exclusivas, aunque muy remodeladas analógicamente sobre las desinencias generales:
- amavi
- amavisti
- amavit
- amavimus
- amavistis
- amaverunt
Ya en el propio latín clásico, estas formas, cuando presentaban una v antes de la desinencia (lo cual era muy frecuente), empezaron a reducirse. Esto no era ni vulgar ni no vulgar: en época de Cicerón las formas reducidas y sin reducir eran intercambiables, y ya Quintiliano, en el siglo I d. C., se burlaba de quien usaba las formas plenas.
Lo más probable es que el fenómeno empezara en la secuencia ‑ivi‑ y que luego se extendiera analógicamente a otras secuencias donde la contracción no era meramente fonética:
- audivi > audii > audi
- audivisti > audiisti > audisti
- audivit > audiit > audit
- audivimus > audiimus > audimus
- audivistis > audiistis > audistis
- audiverunt > audierunt
Como hemos visto, la forma de ‘tú’, ya en latín, carecía de ‑s. Esto explica que en español haya de ser «tú oíste» < tu audisti. Y si, seguidamente, nos fijamos en la forma de ‘vosotros’, es exactamente igual, pero con ‑s: «vosotros oísteis» < vos audistis.
A modo de resumen-conclusión, veámoslo con algo más de detalle en este vídeo:
La explicación que se suele dar para el actual *«tú oístes» es una analogía con los restantes tiempos, donde la 2.ª persona singular siempre tiene ‑s: «amas», «amabas», «amarás», «amarías», «amases», «amares»… Esta ‑s en el perfecto, aunque sea anormativa, no es ninguna burrada.
Algo prácticamente igual es lo que ocurrió en la propia desinencia latina del plural: le correspondía haber sido ‑iste (véase p. ej. el imperativo amate > «amad»), pero, por analogía con ‑tis de la desinencia general (p. ej. amatis > «amáis»), acabó hipercaracterizada como ‑istis.
Por tanto, en latín teníamos una distinción bien clara entre el singular, sin ‑s, y el plural, con ‑s. Quedémonos con esta copla, porque la retomaremos luego.
El perfecto castellano
En el Manual de la nueva gramática de la lengua española, la RAE/ASALE, como quien no quiere la cosa, deja esta notita:
Desde los primeros textos se observa una tendencia marcada a extender la ‑s característica de la segunda persona del singular a los pretéritos perfectos simples (dijistes, salistes, cantastes). Estas variantes se consideran hoy incorrectas.
Manual de la nueva gramática de la lengua española, de la RAE/ASALE
Esto hay que matizarlo, porque se presta a confusión o a una mala interpretación. Por supuesto, el MNGLE es un manual de gramática sincrónica y no ha de meterse en cuestiones históricas, pero en este caso, a mi entender, ha pegado un patinazo precisamente por eso.
Desde el Poema de mio Cid…
Vayámonos a uno de los primeros textos, el Poema de mio Cid (siglos XII–XIII). Un ejemplo que parece confirmar lo dicho por el MNGLE:
Merced, Campeador, en buen ora cinxiestes espada
Cid
Sin embargo, hemos de tener en cuenta las formas de tratamiento de la época. En la Edad Media, el pronombre vos en singular se usaba de forma deferencial, respetuosa, mientras que tú quedaba relegado al tratamiento no deferencial. Junto a los pronombres, naturalmente, van los verbos respectivamente conjugados: tú amas/amaste y vos amades~amáis/amastes.
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Según dice Penny en su Gramática histórica, en el Cid la gente se dirige tanto al rey como al Cid con vos, mientras que, por ejemplo, los infames infantes de Carrión son tratados de tú.
O sea, realmente debemos entender que es vos cinxiestes, por lo que la ‑s no es analógica de la de otras formas del singular, sino que corresponde a una forma de plural.
Si añadimos unos versos más, confirmamos (en cursiva las formas que demuestran el tratamiento de vos):
¡Merced, Campeador, en buen ora cinxiestes espada,
Cid
sacada me avedes de muchas vergüenças malas!
Afeme aquí, señor, yo e vuestras fijas amas,
con Dios e convusco buenas son e criadas.
Voy a explicarlo en el siguiente vídeo para que lo terminemos de ver:
(Dice Penny que en la Edad Media, a veces, se añadía una ‑s al singular, y será verdad, pero un vistazo rápido en el CORDE nos muestra que —prácticamente— todos los casos de formas como cantastes se refieren a vos y no a tú).
… pasando por el Siglo de Oro…
A finales de la Edad Media se abusaba tanto del vos que cualquiera era tratado así: vos ya no marcaba deferencia de ningún tipo. Así pues, en el Siglo de Oro se pusieron de moda otras formas, principalmente vuestra(s) merced(es).
Una gran diferencia entre esta nueva forma y la anterior es que vuestra merced concuerda con el verbo en tercera persona, mientras que vos lo hace en segunda:
- amigo, vos cantastes
- señor, vuestra merced cantó
En este momento, vos se usaba para la 2.ª persona singular no deferencial, de forma más o menos intercambiable con tú. Era más o menos lo mismo decir una de dos:
- amigo, tú cantaste
- amigo, vos cantastes
Si recordamos, la forma cantastes procedía de la 2.ª persona plural. Por tanto, para la 2.ª persona singular y para la plural teníamos una misma forma:
- amigo, vos cantastes
- amigos, vosotros cantastes
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Esto debía de romper los esquemas de los áuricos, por lo que, una vez más en su historia, la 2.ª persona del plural del pretérito perfecto simple se reformó analógicamente, en esta ocasión con el diptongo de otras formas de 2.ª persona plural como «cantáis». Por tanto, vosotros cantastes pasó, ya hacia el siglo XVII, a vosotros cantasteis. Así pues, a partir de aquí tenemos el siguiente sistema:
- amigo, tú cantaste
- amigo, vos cantastes
- amigos, vosotros cantasteis
En el siguiente vídeo recapitulo y explico lo que acabamos de ver:
Naturalmente, en España la forma vos cantastes acabó pasando a mejor vida, pero, como veremos, no sin reproducirse primero en América.
… hasta el siglo XXI
Con excepciones importantes como Andalucía o Canarias —donde tenemos el uso de «ustedes» no deferencial—, en España el sistema queda de la siguiente forma:
- «amigo, tú cantaste»
- «amigos, vosotros cantasteis»
Formas como *«amigo, tú cantastes» son consideradas no normativas —eufemismo de incorrectas—. Sin embargo, son bastante frecuentes en áreas como Madrid o Barcelona, hemos de suponer que, efectivamente, a causa de la analogía con la ‑s de las otras segundas personas del singular.
Curiosa, paradójica y contrariamente, también puede detectarse en áreas de aspiración o elisión de /s/ implosiva como Andalucía o Extremadura, donde posiblemente esté favorecida por la ultracorrección en el habla esmerada, por ejemplo al hablar despacio con extranjeros.
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El perfecto americano
No es este el momento ni el lugar para detallar los distintos tipos de voseo —ni sus características— que existen en las variedades hispanoamericanas. Eso sería cuestión más de dialectología y variedades del español, pero a mí lo que me interesa aquí es la cuestión diacrónica.
El voseo americano —el más conocido, el argentino, así en general— es descendiente del tratamiento de vos deferencial de la Edad Media, aun cuando actualmente «vos» implica, precisamente, cercanía entre los hablantes.
Dentro de la complejidad del voseo, en el pretérito perfecto simple tenemos dos soluciones principales. Una de ellas es la concordancia histórica, es decir, con el verbo en plural (aunque se trata de una sola persona); la otra es la concordancia más ad sensum, es decir, en singular:
- «vos cantastes»
- «vos cantaste»
Como vemos, la primera forma es 100 % continuadora del vos deferencial. En cambio, la forma «vos cantaste» es una especie de compromiso que se muestra coherente con otras concordancias con ‘tú’ como «vos te fuiste» (no «vos os fuiste», donde «os» sería lo coherente respecto a «vos»).
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Ambas variantes, «vos cantastes» y «vos cantaste», se dan en las variedades voseantes para la 2.ª persona singular. Sin embargo, parece que la tendencia es al mayor uso de «vos cantaste», pues la forma «cantastes», aunque normativa e históricamente correcta en «vos cantastes», se relaciona con la no normativa *«tú cantastes» y por eso mucha gente prefiere evitarla.
Otras vacilaciones del pretérito perfecto simple
Como bonus para terminar el artículo, hablemos de otras vacilaciones que se han dado históricamente —y aún hoy— en el pretérito perfecto simple.
Efectivamente, a lo largo de la Edad Media se daban vacilaciones como canteste por cantaste, cantemos por cantamos y cantestes por cantaste. De estas, solo me consta que siga teniendo lugar, en variedades rurales y en estudiantes de español como lengua extranjera, *«cantemos» por «cantamos».
La explicación vuelve a ser la analogía. Si en «comí» y «oí» tenemos i tónica y en «comimos» y en «oímos» también, parecería lógico que, si tenemos «amé» con e tónica, tengamos *«amemos» también con e.
Probablemente la confusión se vea favorecida por cierta repulsa a la coincidencia de «amamos» < ama(vi)mus con el presente «amamos» < amamus; lo mismo pasa con «oímos» (tanto presente como pretérito, por lo que en época medieval había formas de perfecto oyemos para contrastar con el presente oímos), aunque no con «comimos» (que sí contrasta con «comemos»).
En el siguiente vídeo lo explico para que se termine de entender:
Últimas palabras y conclusión
Como reza el schrodingeriano título del artículo, formas como «contestastes», «comistes» o «dijistes» son tanto correctas como incorrectas, según la persona puramente gramatical con la que concuerden: «vos» y «tú», respectivamente.
Si el sujeto es «tú», la forma normativa es «amaste»; si es «vos», puede ser tanto «amastes» como «amaste». Esto, como hemos expuesto en el artículo, es por razones históricas:
- «tú amaste» procede regularmente de tu amasti ‘tú amaste’
- «vos amastes» procede regularmente de vos amastis ‘vosotros amasteis’
Que «vos amastes», forma de plural, se empezara a usar para el singular, tiene que ver con cuestiones de formalidad y deferencia.
El español no aceptó, como por ejemplo el inglés, la confluencia de la 2.ª persona del singular con la del plural (p. ej. you were ‘tú eras / vosotros erais’). Por ello, la forma amastes se escindió: vos amastes para el singular y vosotros amasteis para el plural. (Cuestión aparte pero relacionada es la creación de una forma vosotros plural para distinguirla del vos singular-plural).
Por tanto, sí, «amastes» es correcto todavía hoy en las variedades voseantes. Sin embargo, en España no hay voseo —salvo el importado por hablantes no españoles—, por lo que *«amastes» solo puede tener un sujeto «tú», lo que lo hace una forma no normativa.
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