En su momento internet ardió (de forma más o menos controlada) con la fotografía que un padre hizo al libro de Lengua de su hija. El libro parece ser Lengua castellana (para 5.º de primaria) de la editorial Barcanova. Antes de echar más leña al fuego, hablemos sobre el lenguaje SMS.
Si el lector piensa que un filólogo que regenta un blog como este va a ser, por lo general, un talibán ortográfico, quizá esté en lo cierto. Pero esto tampoco quita que, más de una vez, haya hecho de abogado del diablo, como con la tilde del adverbio «solo» o con la defensa de determinadas palabras del diccionario de la RAE.
Yo personalmente nunca he empleado lenguaje SMS, ni siquiera durante mi más tierna adolescencia —que no infancia, pues por aquellos tiempos no disponíamos de medios para emplearlo— en los chats de IRC, los SMS en teléfonos antiquísimos o MSN Messenger. No he sido, por así decirlo, un usuario activo de tal lenguaje, pero sí pasivo, es decir, he leído mucho cuando otros se comunicaban conmigo.
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¿Sigue teniendo sentido el lenguaje SMS?
La cuestión es que la fotografía está dando la vuelta por el internet español como muestra de aberración y tontunez, incluso de injustificado buenrollismo entre profesores y alumnos.
Además, si el lenguaje SMS nació como respuesta natural a la limitación real de espacio en los SMS, ahora que estos han sido desplazados por programas como WhatsApp, en los que se puede enviar una cantidad ilimitada de texto de forma gratuita… ¿sigue teniendo sentido el lenguaje SMS?
Los usuarios se están echando las manos a la cabeza: ¿cómo es posible, admisible, que un libro de texto enseñe a usar el lenguaje SMS? La cosa, creo, se nos está yendo de las manos: hay quienes incluso quieren denunciar a la editorial. Yo, la verdad, no lo veo tan mal, e intentaré defender la iniciativa en la parte que es defendible: ideas sueltas, tal y como me acudan a la cabeza.
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Qué me parece bien
Hay que empezar por lo evidente y que parece que mucha gente está obviando. Los medios en los que se emplea el lenguaje SMS (ordenadores, teléfonos, etc.) existen, son una realidad, igual que el propio lenguaje SMS. El hecho de ignorar el lenguaje SMS no significa que se vaya a erradicar. Hay que aceptar que el lenguaje SMS se va a dar sí o sí.
Por otra parte, hay quien aduce que enseñar el lenguaje SMS es destruir la lengua: que así después los niños escriben como escriben. El problema de que los niños (y los mayores) escriban como escriben no es, en absoluto, el uso de este lenguaje, sino una deficiente educación ortográfica.
La gente siempre ha cometido faltas de ortografía desde mucho antes de que existiera la electrónica más básica. Incluso hay gente que se dedica a la pedagogía del lenguaje que afirma que el uso de un código disortográfico no solo no es perjudicial, sino que de hecho es beneficioso si se encauza bien: estaríamos hablando de una suerte de bilingüismo, que poca gente pone en duda que sea bueno.
El lenguaje SMS en la educación reglada
Otros afirman que no se puede enseñar este lenguaje en el colegio: que, si ya muchos niños lo usan incluso en los exámenes, si ahora además hablamos de él en el colegio la cosa va a ser insostenible. Precisamente, creo, los niños sí que necesitan esta educación. Los medios han cambiado (más bien se han ampliado) y es lógico que el lenguaje se adapte a cada nuevo medio y se quede inmóvil cuando proceda.
Los propios romanos y los copistas medievales eran muy dados a abreviar para ahorrar papel y tinta, bienes de alto precio. El propio amanuense de Cicerón, según se dice, inventó el símbolo ‹&› para abreviar et por razones materiales, espaciales y temporales; lo mismo hicieron los medievales cuando inventaron la ‹ñ› como abreviatura del dígrafo ‹nn›. Entonces, ¿tan loco es realmente que se abrevie «que» por «q»?
Esta formación es importante, digo, porque, al tratar de forma más o menos académica el tema, se enseña a los niños que este lenguaje SMS es un código altamente informal y que, por tanto, debe restringirse a tales contextos.
Sin esta formación, los niños pueden no llegar a distinguir cuándo es correcto o incorrecto usar uno u otro código. De siempre se ha enseñado el registro formal, informal, vulgar, etc.; ahora que ha nacido, por así decirlo, un nuevo registro (y que ha ganado, además, gran preeminencia)… ¿debemos condenarlo al ostracismo? Mejor enseñémoslo como uno más, digamos en qué consiste y en qué contexto usarlo, igual que siempre se ha explicado que es aceptable decir «cagar» o «mear» con los amigos, pero jamás en contextos formales.
Ventajas del lenguaje SMS
Por otra parte, la enseñanza e incluso la práctica de un código abreviado es útil como herramienta para la propia enseñanza en general. Después de tanto dinero que los sucesivos gobiernos de los últimos años se han gastado en ofrecer portátiles a los alumnos y en proveer las aulas con variopintos recursos TIC, veo no sin cierta tristeza que los alumnos de las nuevas generaciones —los que ahora tienen alrededor de 18 años, que son los mayores beneficiados de las antedichas políticas— no usan el ordenador en clase: no saben tomar apuntes con el ordenador, sino que siguen escribiendo muy deficientes notas a mano (sobre el tema se podría escribir un extenso artículo, pero se sale del tema de este blog).
Lo que quiero decir es que a estos niños no se les han enseñado las más rudimentarias técnicas taquigráficas para tomar más y mejores apuntes a ordenador. ¿Me refiero con «rudimentarias técnicas taquigráficas» al lenguaje SMS? Por qué no. Lo importante es que tomen buenos apuntes para aprender lo máximo posible y, también, que sepan que escribir así es aceptable en sus apuntes personales, pero nunca en el examen, y esto lo tiene que decir el maestro. Aún a día de hoy, en la universidad, no son pocos los profesores que han de hacer la vergonzante advertencia de que en los exámenes hay que escribir correctamente.
Qué no me parece bien
Básicamente, no es defendible que, como afirma el padre, el maestro obligue a los niños a aprenderse y examinarse de las reglas de acortamientos que se proponen en un libro de texto concreto. El lenguaje SMS no está regulado de ninguna forma y cada uno acorta palabras como le viene en gana, sin que, lógicamente, unas abreviaturas sean más correctas que otras. Por dar el más perspicuo ejemplo que se me viene a la cabeza, he visto abreviada la palabra «que» (con y sin tilde) como ‹q›, ‹k›, ‹qe›, ‹ke› e incluso ‹q.› (con punto).
En este caso, el que no se ha enterado de nada es el maestro. Es el maestro el único culpable de todo esto. Si hay que denunciar a alguien (que no), denuncien al maestro.
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